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El desbalance bolivariano

Las 145 medallas obtenidas en los Juegos Bolivarianos de Valledupar 2022 son una alegría para un país deportivo que trata aún de curar las heridas del repechaje mundialista perdido por el fútbol. Nuestros medallistas merecen todas las palmas. Sin embargo, es imperativo ver si hubo mejoras o no a nivel histórico. ¿Por qué pasamos de ser la mejor delegación en las primeras tres ediciones del siglo pasado y ahora apenas raspamos el quinto lugar? El periodista Kike La Hoz analiza ochenta y cuatro años de participaciones.

Las medallas son más que un fetiche o simples reliquias para coleccionar. A nivel deportivo, son el termómetro de los más dotados. La cuantificación de los mejores. Por eso el medallero de cualquier evento de alta competencia no se asume como algo secundario. Al contrario, la posición final en el medallero es la justa medida para saber cuál es el verdadero nivel deportivo de un país. Es cierto, a menudo se repite que en el deporte lo importante es competir; pero, en la alta competencia, sobre todo, es ganar.

Para el deporte peruano, el medallero de los Juegos Bolivarianos ha sido, desde hace casi noventa años, un cálculo certero de nuestro potencial competitivo. El primer gran certamen del ciclo olímpico nos hace medir fuerzas con países con los que compartimos el legado del libertador Simón Bolívar, pero también realidades similares y deficiencias estructurales: Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia y Panamá. Y, desde hace algún tiempo, Chile, Paraguay, República Dominicana, Guatemala y El Salvador. 

Las 145 medallas obtenidas en los recientes Juegos Bolivarianos de Valledupar 2022 han sido recibidas con alegría por los peruanos. El reconocimiento es unánime: ser deportista en el Perú es un acto de coraje. Y no es para menos: solo los propios medallistas saben realmente cuánto esfuerzo acumulado hay detrás de sus medallas. Merecen todos los aplausos posibles. No obstante, es necesario evaluar el desempeño de la delegación nacional en comparación a las anteriores participaciones. Y en la voz de los expertos encontrar las razones que nos hicieron pasar del primer lugar en los Bolivarianos de Bogotá 1938, Lima 1947 y Caracas 1951 a ser el quinto mejor ubicado en Valledupar 2022.

¿El deporte peruano retrocedió en comparación a Ecuador y Chile, países que nos arrebataron el tercer lugar histórico que ostentábamos hasta finales de los años noventa? ¿Qué pasó en los últimos años para que eso ocurriera?

FESTEJOS CON MODERACIÓN

En un país con el deporte en crisis desde hace décadas, toda medalla siempre será bien recibida. Los más de 39 millones de soles que entrega anualmente el Instituto Peruano del Deporte (IPD) a las Federaciones no son suficientes para estimular la aparición de nuevas promesas y darles las condiciones adecuadas de preparación. No obstante las limitaciones, resulta útil evaluar las 145 medallas (33 de oro, 40 de plata y 72 de bronce) obtenidas por la delegación peruana en Valledupar. Spoiler: el balance no da para tantas sonrisas. 

Un primer nivel de análisis es la posición final en el medallero. El quinto puesto, detrás de Colombia, Venezuela, Ecuador y Chile, empieza a ser el nuevo lugar habitual de Perú en los Bolivarianos. Chile, que compite desde hace tres ediciones, nos ha desplazado por segunda edición consecutiva. Y Ecuador, habitualmente detrás nuestro desde la primera edición en Bogotá 1938 hasta los Juegos de Arequipa 1997, ya logró consolidarse como el tercer mejor de la región bolivariana. A primera vista, el retroceso es notorio.

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Pero lo más adecuado sería comparar a Perú con su propio rendimiento en ediciones anteriores. ¿Basta contrastar el número total de medallas obtenidas? No, porque el número de deportistas participantes ha variado a lo largo de la historia. En ese sentido, lo mejor es calcular el promedio de medallas por número de deportistas peruanos en competencia. Así puede apreciarse que en Valledupar 2022 Perú alcanzó menos preseas (145) que en Santa Marta 2017 (154) y Trujillo 2013 (226), pero en el promedio el desempeño fue mucho mejor: 0.31 frente a lo mostrado en las anteriores ediciones: 0.28 y 0.28, respectivamente.

En términos históricos, sin embargo, puede advertirse una caída significativa en el promedio de resultados conseguidos. En la siguiente infografía, elaborada con la información disponible (número de medallas y número de atletas en nueve de las diecinueve ediciones) queda claro que el rendimiento es irregular. Y algo similar puede notarse si solo se consideran las medallas de oro. Es decir, en las últimas tres ediciones nos ha costado más subirnos al lugar más alto del podio en las disciplinas bolivarianas.

Pero hay más. Un tercer nivel de evaluación está relacionado con el porcentaje de medallas ganadas del total disputadas en cada certamen. En ese caso, la curva en las últimas ediciones demuestra niveles muy por debajo de lo que alguna vez se consiguió en Arequipa 1997 (21.01%), la última gran presentación de la delegación peruana. En la actualidad, el rendimiento logrado en Caracas 1951 (33,33%), Lima 1947 (50%) y Bogotá 1938 (27.89%) hace más de medio siglo parece estar muy lejos de nuestro alcance. Incluso la pequeña mejoría en Valledupar 2022 (11,63%), respecto a Santa Marta 2017 (10,28%), no supera el promedio histórico (17,31%). Los números son irrebatibles.

Sin embargo, cabe decir que en las últimas tres ediciones se evidencia una ligera mejoría frente a lo hecho en la primera década del nuevo siglo. Incluso se puede concluir que, sin contar los Juegos de Trujillo 2013 como locales, la actuación en Valledupar 2022 es la mejor de este siglo, tanto en medallas totales como en medallas de oro. Pero tampoco es para pegar un brinco.

Y eso puede verse, por ejemplo, si se revisa el caso de las preseas doradas. La curva presenta varias fluctuaciones (en Valledupar, por ejemplo, se mejoró respecto a lo hecho en Santa Marta); pero, en general, ha venido siendo descendente década tras década. Los campeones nunca faltan, por suerte, pero cada vez son más escasos.

AUSENCIAS Y PÉRDIDAS

Sin deportistas destacados en la delegación como Nicolás Pacheco (tiro), Natalia Cuglievan (esquí acuático), Marcela Castillo (taekwondo) y Alexandra Grande (karate), las chances de lograr más medallas se redujeron. Los cuatro fueron medallistas en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, pero no pudieron revalidar su estatus. De los once atletas que lograron colgarse la medalla de oro en Lima, tan solo Gladys Tejeda (esta vez en la competencia de media maratón) ‘repitió’ el plato en Valledupar.

En el caso de los medallistas de plata, Hugo Del Castillo (taekwondo – poomsae) logró dar un paso más arriba y llevarse la de oro; mientras que Alonso Wong (judo) volvió a subirse al podio, pero esta vez con una medalla de bronce. Y en lo que respecta a los medallistas de bronce en Lima 2019, Marko Castillo (tiro) fue el más destacado al obtener esta vez el oro en la especialidad de pistola tiro rápido (25 metros) y sumar una presea de bronce en pistola de aire (10 metros). Los boxeadores Leodan Pezo y José María Lucar (boxeo), al igual que los judocas Yuta Galarreta y Yuliana Bolívar, la luchadora Thalia Mallqui y el karateca Mariano Wong, repitieron el bronce. Lo mismo que el levantador de pesas Luis David Bardalez. Sergio Galdos, esta vez sin Juan Pablo Varillas, volvió a llevarse el bronce en dobles masculino de tenis. En tanto, la karateca Ingrid Aranda logró mejorar su desempeño al obtener una medalla de plata, mientras que Diego Elías y Alonso Escudero hicieron lo propio en dobles de squash.

Gladys Tejeda fue la única campeona panamericana de la delegación peruana en llevarse un oro en Valledupar 2022. PRENSA IPD

Sin el surf y la paleta frontón en la agenda de estos Bolivarianos, una buena cantidad de deportistas con preseas en Lima (10) no pudieron conformar el Team Perú y acceder a nuevas medallas. Eso también impidió que el grupo de medallistas que alcanzó 39 preseas en los Panamericanos del 2019 ante países mejor rankeados siquiera igualara lo logrado aquella vez (11 de oro, 7 de plata y 21 de bronce). En total, los ‘sobrevivientes’ de Lima 2019 solo sumaron 14 preseas en Valledupar 2022 (3 de oro, 2 de plata y 9 de bronce).

AVANCES Y LECCIONES POSITIVAS

Por supuesto, no todo es negativo en la presentación peruana en los recientes Juegos Bolivarianos. Toca destacar el potencial en algunas disciplinas emblemáticas y la consolidación de algunos deportistas en particular. Las mejores cinco delegaciones por deporte fueron las de Atletismo (18 medallas), Natación (17), Tiro (13), Judo (11) y Bádminton (10). Mención especial merecen los nadadores. Entre ellos, Mckenna De Bever Elliot con cinco medallas (oro en 100 metros espalda y 200 metros combinados; plata en relevos 4×200 y 4×100 libre relevos; y bronce en relevos 4×100 mixtos).

La natación dejó también otros nombres destacados: María Fe Muñoz, que ganó una medalla de oro (400 metros combinado), una de plata (200 metros mariposa) y otra de bronce (4×100 combinado relevo femenino); y Alexia Sotomayor, que se llevó una de plata (200 metros espalda) y otra de bronce (4×100 combinado relevo). Y en este grupo también debe contarse la extraordinaria participación de María Alejandra Bramont en aguas abiertas. La nadadora peruana se llevó el oro en 5,000 y 10,000 metros.

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El bádminton fue otra de las disciplinas descollantes con figuras multimedallistas. Inés Castillo, por ejemplo, ganó cuatro medallas de oro (individual, dobles femenino, dobles mixto y equipo mixto). Su compañero José Guevara le siguió los pasos con tres preseas doradas (dobles masculino, dobles mixto y equipo mixto). 

La gimnasta Ana Karina Méndez consiguió tres medallas de oro (individual y barras asimétricas) y la atleta Soledad Torre Marín pisó fuerte en los 5,000 metros planos (plata) y 10,000 metros (bronce). En tiro, la tercera disciplina más ganadora, Cristian Morales fue el más destacado al llevarse oro (Rifle 3 posiciones – 50 metros), plata (Rifle de Aire – 10 metros) y bronce (Modalidad Rifle Aire 10 metros – dupla mixta). En tanto, Levantamiento de pesas, la sexta disciplina mejor ubicada, permitió corroborar el buen momento del piurano Hernán Viera, con dos medallas de plata (Arranque y Envión en la categoría +109 kg.); pero también dio oportunidad para la aparición de Amel Atencia (Arranque y Envión hasta 96 kg.), Anali Saldarriaga (Arranque y Envión hasta 59 kg.) y Shoely Mego (Arranque y Envión hasta 55kg.), quienes lograron dos medallas de bronce cada uno.

En los deportes acuáticos, remo (9) y esquí (7) fueron las disciplinas más prolíficas. Las hermanas Alessia y Valeria Palacios, con tres medallas (oro 2 x 1000 metros peso ligero, y bronce en Remo Cuatro Pares de Remos Cortos y Remo cuádruple ligero), al igual que Pamela Noya (plata en 2 x 1000m Senior, y bronce en Cuatro Pares de Remos Cortos y Remo cuádruple ligero), fueron las más distinguidas. Por su parte, los hermanos De Osma Bedoya acapararon siete medallas en esquí: tres ganadas por María Alejandra (oro en modalidad de Slalom, plata en Salto y bronce en Overall), tres por Rafael (plata en Overall y bronce en Figuras y Salto); y una por Cristhiana (bronce en Figuras).

El aporte femenino, como puede advertirse en este rápido repaso de los más ganadores, fue decisivo para el Perú. En total, las atletas consiguieron 76 medallas para la delegación nacional, mientras que los varones aportaron 60. De forma mixta se obtuvieron nueve preseas. Pero cabe precisar que en el caso de las medallas más valiosas, las de oro, el aporte femenino fue más determinante que el masculino: 21 frente a 10. [Aquí la lista completa de medallistas]

RAZONES DETRÁS DEL QUINTO PUESTO

Para Saúl Barrera, expresidente del IPD entre 2014 y 2016, hay razones para ver el vaso medio lleno o medio vacío, dependiendo del análisis. Tiene claro que lo hecho en Valledupar 2022 es la mejor presentación en unos Juegos Bolivarianos desarrollados fuera del país en el presente siglo (sin contar Trujillo 2013). Y es que el indicador de medallas de oro obtenidas sobre las disputas en Valledupar (8.48%) es mayor al de Santa Marta 2017 (6.82%), Sucre 2009 (8.27%), Armenia 2005 (6.03%) y Ambato 2001 (8.46%). 

Sin embargo, la estela de los Panamericanos de Lima 2019, tras la fuerte inversión estatal, no ha sido la esperada. “Según investigaciones desarrolladas, luego de organizar un evento deportivo importante, como lo fue en nuestro caso Lima 2019, en los siguientes (eventos), el país anfitrión mejora ostensiblemente sus resultados inmediatos anteriores. En nuestro caso, ha habido sí una mejora, pero no ha sido ostensible. ¿Los resultados en algunos deportes guardan correspondencia con los recursos públicos destinados?”, reflexiona.

El pedido de Barrera es ponderar los resultados alcanzados, con sus errores y sus aciertos. “No han sido malos, pero pudieron ser mejores”, sentencia. “¿Qué está faltando para desarrollar mejor la alta competencia deportiva? Trabajar en muchas cosas. Comenzando por la institucionalidad tan mermada en los últimos tiempos, tanto de lado público como de las organizaciones privadas. Pero, también se debe reconocer el buen trabajo desarrollado por varias federaciones que van mostrando resultados sostenidos”, añade.

El bádminton peruano, con Inés Castillo a la cabeza, obtuvo diez medallas en Valledupar. PRENSA JUEGOS BOLIVARIANOS

Ese es el caso, por ejemplo, de la Federación Peruana de Bádminton, ganadora de cinco medallas de oro, dos de plata y tres de bronce. Su presidente, Gonzalo Castillo, cree que la clave está en una adecuada gestión deportiva. “No hay secretos. Lo que hay es gestionar bien; y para gestionar bien se necesita un buen compromiso y pasión por el deporte desde la junta directiva. Si la junta directiva no tiene eso, o por lo menos el presidente, es un indicio de que no vas a tener buenos resultados. Ojo, gestión en todo; con el poco presupuesto que da el IPD. Hay que administrarlo de la mejor manera”, precisa.

Para Castillo, la actuación peruana deja un saldo positivo, teniendo en cuenta que muchas disciplinas se vieron afectadas por la pandemia. “Yo no sé si deba verse como un retroceso. Es cierto, en las últimas dos versiones de hecho hay un retroceso, pero yo prefiero verlo como una mejoría. ¿Por qué? Porque hace más de quince años éramos terceros [nota de editor: la última vez fue en Arequipa 1997, hace veinticinco años]. Hoy en día estamos subiendo para llegar al tercer lugar nuevamente. Dependiendo cómo lo veamos, hemos empeorado respecto a hace ocho años, pero mejorado respecto a hace cuatro”, explica.

¿Pero nos hemos estancado en comparación a Chile y Ecuador? ¿O nuestros rivales directos han logrado avanzar más que nosotros? Gianni Delucchi, ex director de la Dirección Nacional de Deporte Afiliado del IPD, prefiere ser más cauto. “Yo no usaría la palabra estancados. Yo creo que a pesar de la situación de los últimos meses en el IPD, con cuatro presidentes y cuatro directores de DINADAF en menos de medio año, hemos podido lograr 145 medallas. Retroceso tampoco es una palabra adecuada. Hemos tenido 33 medallas de oro. En ese conteo hemos crecido. Tenemos nuevas figuras y tenemos deportes que antes no lograban medallas como el vóley o el softbol. Y grandes actuaciones como las de atletismo, judo o esquí acuático  Esto es poco a poco”, aclara.

En algunos casos, los resultados no fueron los esperados, pero el balance, para Delucchi, es positivo. “Me hubiera gustado esperar más medallas en deportes de contacto. Pero pensando en el apoyo económico recibido y siendo el primer evento multideportivo después de dos años de pandemia, el balance es bueno. Lo que se viene ahora en Asunción, en los próximos Odesur, va a estar aún mejor. Nos vamos a poder medir con rivales más fuertes como Brasil o Argentina. Los Juegos Sudamericanos te hacen ver la realidad de cara a los Panamericanos”, señala.

La comparación con Chile y Ecuador es inevitable. Sobre todo cuando en los últimos Juegos Panamericanos de Lima 2019, con 39 medallas, superamos a la delegación ecuatoriana (31) y quedamos un peldaño detrás de la chilena (50). La diferencia en los últimos años, según Delucchi, puede deberse al apoyo presupuestal de cada gobierno. “No he revisado si Chile y Ecuador están recibiendo más apoyo económico para la alta competencia. Tendríamos que ver eso. En el caso de Chile, diría que sí; pero en el caso de Ecuador no lo sé. Y otro detalle es que ambos países han tenido mayor flexibilidad para entrenar y prepararse tras la etapa más dura de la pandemia”, explica.

Las sospechas de Delucchi son ciertas. Según cifras oficiales del gobierno ecuatoriano, el nuevo Plan de Alto Rendimiento, con miras a los Juegos Olímpicos de París 2024, contempla una inversión total de USD 70.577.787. Para el año 2022 está previsto un adelanto de USD 16.870.000 como partida anual. En el caso chileno, el presupuesto para el Team Chile este 2022 es de 20 mil 721 millones 872 mil pesos chilenos, según recogió el diario El Mercurio. Al cambio, unos USD 21.639.890. El deporte peruano, en cambio, recibirá para este año S/. 42,269,307.00 como presupuesto general. Es decir, USD 10.639.140, que no serán destinados en exclusiva para financiar la alta competencia. A todas luces, un presupuesto inferior.

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“Pero el hecho de que esos dos países estén por encima de nosotros no me produce ningún nerviosismo, ni me da la sensación de fracaso porque en cualquier momento podemos pasarlos. Va a depender del apoyo que pueda dar el gobierno peruano”, asegura Delucchi, ex directivo de la IPD y ex presidente de la Federación Peruana de Hockey. 

En resumidas cuentas, el optimismo no debería dar paso a un triunfalismo condescendiente y menos sobón con la actual directiva del IPD; y el pedido de mayor exigencia y resultados no tendría que asumirse como un reclamo aguafiestas. Balance es lo que más se necesita en estos tiempos. Y no hay tiempo que perder. Los Juegos Sudamericanos en Asunción (octubre del 2022) y los Juegos Panamericanos en Santiago (octubre del 2023) están a la vuelta de la esquina. ~

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