La repentina designación del exfutbolista Julio Rivera como presidente del Instituto Peruano del Deporte ha levantado una ola de críticas. El hermano de Paolo Guerrero no solo estaría incumpliendo uno de los requisitos exigidos, sino que ostentará al fin un cargo de influencia política, algo que ha venido intentando fallidamente a través de postulaciones distritales y congresales. ¿Cuál es el perfil político del Coyote? ¿Está capacitado para el cargo?
Quizá el momento cumbre de la carrera futbolística de Julio César Rivera Gonzales (el ‘Coyote’ para los amigos) sea el gol a Racing de Avellaneda por la semifinal de la Copa Libertadores de 1997. Planchazo mágico al Mago Capria, sprint de jamaiquino, regate a velocidad y disparo de fantasía. Los que crecimos viéndolo en el Descentralizado durante los años noventa, insinuando siempre algo más, esa noche fuimos testigos de que podía concretarlo.
Aún no llevaba el título de “hermano de Paolo Guerrero”. Doña Peta Gonzales, la madre de ambos, estaba aún muy lejos de ser una celebridad que filma spots de supermercados y recomienda detergentes. Era tan solo un personaje conocido en el círculo futbolístico. Veinticuatro años después de aquella jugada nostálgica, el Coyote ha concretado otra de sus mayores aspiraciones, alimentada en los últimos años: acceder al poder político.
Su primer intento fue como postulante al cargo de teniente alcalde de Chorrillos en 2018. Lo hizo como parte del equipo de Walter Arellán del partido político Perú Nación, un partido de centroderecha, con menos de seis años de rodaje partidario, fundado y dirigido por Francisco Diez Canseco Távara. La experiencia fue fallida, pero eso no impidió que el ‘Coyote’ volviera a tentar un cargo de elección popular. En 2020, el exfutbolista se inscribió en Unión por el Perú (UPP), un partido que alguna vez postuló a Javier Pérez de Cuéllar a la presidencia, luego al Ollanta Humala del polo rojo, pero que años después devino en una organización de centroizquierda capaz de albergar a la empresaria Esther Capuñay y al excongresista José Vega. Opuesta, en el arco ideológico a Perú Nación, esto no fue impedimento para que Rivera se afiliara como partidario y integrara la lista de postulantes al Congreso junto a Ricardo Belmont Casinelli, ex alcalde de Lima.
Al final del conteo de las elecciones del 2021, el ‘Coyote’ apenas consiguió 3,338 votos, ni el 0.5% de los 263,034 electores hábiles de Chorrillos, el barrio en el que le enseñó a jugar al fútbol a Paolo.
El acceso a las altas esferas de la política debían darse por otro camino. A finales del 2018, la figura de su hermano sería clave para conseguir que el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) lo nombrara Embajador en la Lucha contra la Anemia. En una ceremonia celebrada el 22 de diciembre de 2018, en una de las nueve sedes de la Escuela Formativa de Fútbol Julio “Coyote” Rivera, la ministra de la cartera, Liliana La Rosa, le entregó a Paolo la distinción que semanas antes le había dado a su hermano mayor y a su propia madre para sensibilizar sobre este tema a la sociedad.
Pero esas no serían las dos únicas veces que el ‘Coyote’ se reuniría con las cabezas del MIDIS. Según los registros de visitas, el 16 de enero del 2019 concretó una cita con Walter Curioso, viceministro de Desarrollo e Inclusión Social, y dos semanas después, el 30 de enero del 2019, hizo lo propio con la ministra La Rosa. El interés de Rivera por ser parte del aparato estatal había sido expresado por él mismo meses antes. “Tengo proyectos buenos para que el Estado pueda invertir y que los chicos tengan la oportunidad de llegar a un equipo o a la selección. En el país hay buenos talentos y el Estado debe entrar a tallar para que tengan oportunidades”, le dijo al diario El Popular en una entrevista realizada meses antes de las elecciones generales del 2021.
Pero ese no era el único lazo con el Estado que el ‘Coyote’ consiguió forjar. Como proveedor, entre 2017 y 2018, consiguió contratar por 63,000 soles, según puede corroborarse en el Registro Nacional de Proveedores. En la mayoría, las órdenes de servicio corresponden a su labor como entrenador de fútbol como parte de la Municipalidad Distrital de Pachacamac. Solo en un caso fue contratado como director de la Escuela Municipal de Fútbol.
¿Por qué es importante todo este repaso? Porque Julio César Rivera Gonzales acaba de ser nombrado presidente del Instituto Peruano del Deporte (IPD), por Resolución Suprema 002-2022-MINEDU, que lleva la firma del presidente Pedro Castillo, y las evidencias muestran que sus deseos por alcanzar influencia política (al fin concretados) no serían equivalentes a sus capacidades para asumir un cargo que exige ciertos requisitos.
¿Cuáles son esos requisitos? Según el Artículo 12 de la “Ley que modifica artículos de la “Ley núm. 28036, Ley de Promoción y Desarrollo del Deporte” para ser designado como nuevo presidente del IPD se requiere lo siguiente:
- Tener como mínimo treinta y cinco (35) años. El ‘Coyote’ tiene 54 años.
- Acreditar experiencia o conocimiento no menor de cuatro (4) años en labores vinculadas a la gestión, dirigencia o actividad en el ámbito del deporte en general. Rivera, futbolista desde 1993 hasta 2003, lo acredita. Además, dirige su Escuela Formativa de Fútbol desde 2013.
- Acreditar como mínimo cuatro (4) años de estudios académicos superiores, de preferencia en gestión y administración. Según la hoja de vida presentada por el exfutbolista al Jurado Nacional de Elecciones cuando postuló al Congreso de la República, solo acreditó estudios de Técnico de tercera con mención de técnico mecánico en equipos de ingeniería en la Escuela Técnica del Ejército, sin estudios universitarios o de posgrado. Por cierto, los estudios técnicos en la ETE tienen una duración de tres años. Sin embargo, ni en los registros de SUNEDU ni en la base de datos del Ministerio de Educación Julio Rivera registra el grado obtenido como Técnico de tercera.
- No haber sido sancionado por el Tribunal del Deporte o por el Consejo Superior de Justicia Deportiva y Honores del Deporte. No hay registros conocidos sobre esto.
- No haber sido sancionado en proceso administrativo disciplinario ni sentenciado en proceso penal por la comisión de delito doloso. En 2020, fue detenido y multado por manejar en estado de ebriedad y en sentido contrario, y luego investigado por por el delito de peligro común, pero no existe una sentencia.
En lo que respecta a su formación académica, el debate podría ser interminable. Una hoja de vida publicada por el propio Rivera como parte de su campaña al Congreso demostraría que tiene más de cuatro años de estudios técnicos, incluida capacitación y formación como entrenador de fútbol en la Escuela de la Federación Peruana de Fútbol. ¿Estos pueden considerarse como estudios académicos superiores? En principio, no, por no ser oficiales o estar acreditados en los órganos respectivos, como el Registro de títulos de instituciones tecnológicas y pedagógicas del Ministerio de Educación. ¿Pero en caso sí fueran aceptados para cumplir el requisito de los cuatro años de formación superior serían suficientes para avalar su designación? Sin una acreditada preparación en gestión pública o deportiva, el ‘Coyote’ basa todo su conocimiento en su experiencia como entrenador de fútbol y gerente de su propia escuela.
Como ocurrió con el excandidato presidencial y excongresista Daniel Salaverry, será la Contraloría de la República la que deberá determinar si esta designación es válida o no. Sobre todo cuando los registros de visitas del Ministerio de Educación, cartera a la que está adscrita el IPD, muestran que Rivera visitó el pasado 12 de octubre del 2021 al entonces ministro de Educación, Carlos Gallardo, durante casi una hora. La “reunión de trabajo” se dio apenas dos días después de que Gallardo asumiera una de las carteras más sensibles para el actual gobierno.
No hay que olvidar que los últimos meses del año pasado fueron aprovechados por algunos personajes como Luis Hurtado Valencia, director de la Universidad Peruana Las Américas, para acercarse al presidente Pedro Castillo y tentar el más alto cargo del IPD, tal como consignó Sudaca en su momento. Por eso, ahora que el ‘Coyote’ ha conseguido ser nombrado para dirigir la institución que vela por todos los deportistas del país resulta pertinente saber si los otros candidatos al cargo reunían menos competencias, experiencia y preparación que el elegido por el ministro Rosendo Serna y el presidente Castillo.
Para Nathaly Montoya, ex Jefa de Comercialización del IPD y actual Gerente Regional de Educación, Cultura y Deporte de la Región Callao, el cargo de presidente del IPD, más allá de ser un puesto de confianza, requiere ciertas competencias mínimas. “Se necesita dominar temas de gestión pública. Y conocer cómo funciona el presupuesto público, y eso no es un tema que puedas ir aprendiendo en el camino. Es algo en lo que te debes formar”, comenta. El perfil de la persona elegida, además, debe responder al enfoque que esté buscando la entidad responsable, en este caso el Ministerio de Educación. “Si lo que estamos buscando es una reestructuración del sistema deportivo, por ejemplo, tienes que traer a alguien que tenga la capacidad para lograr que eso se vuelva real. O si se quiere crear un ministerio, se requiere a alguien que haya tenido esa experiencia previa. O, en todo caso, si se quiere mejorar la infraestructura, buscar a alguien que lo haya hecho antes. A quién pongas en el cargo va a depender de lo que se quiere alcanzar”, explica.
Montoya, abogada y magíster en Gestión Pública y en Derecho Deportivo Internacional, pudo conocer a Julio Rivera durante el evento realizado en el Estadio Nacional en respaldo a Paolo Guerrero durante su proceso ante el TAS. Dice que a nivel personal le dejó una buena impresión, aunque no lo conoce en el ámbito laboral. No obstante, cree que por el perfil que tiene su gestión se inclinará por la masificación del deporte. “Por lo que he podido ver su orientación va por los talleres y por repotenciar las academias deportivas, temas más relacionados con la recreación que con la alta competencia”, comenta.
Desde la creación del IPD en 1981, un total de 22 presidentes han estado al mando. Esta vez será el turno de Rivera, quien deberá reemplazar a Gustavo San Martín en el máximo cargo del deporte nacional. Figuras de la talla de la exvoleibolista Esperanza ‘Pilancho’ Jiménez (1996-1997), el exfutbolista Teófilo Cubillas (1999-2001), el medallista olímpico Francisco Boza (2011-2014) y el exatleta Óscar Fernández (2016-2018) han estado al frente el IPD en anteriores ocasiones. Sin embargo, la designación de Rivera, un exfutbolista entrañable, pero sin los galones de otros deportistas, ha generado voces críticas. Entre ellas la de la ex voleibolista Diana Gonzales, quien ha remitido un oficio al Ministerio de Educación para solicitar la hoja de vida evaluada para su designación.
Curiosamente el ‘Coyote’, un defensor de la creación de un Ministerio de Deporte, que lograría la inversión pública necesaria para el fomento de las disciplinas deportivas, no tiene un buen recuerdo de sus colegas voleibolistas en puestos políticos. “Siempre hubo exvoleibolistas que estuvieron y no hicieron un buen trabajo. No solo he jugado fútbol sino que he sido militar y soy una persona preparada”, dijo en la misma entrevista dada a El Popular en julio del 2020. Por supuesto, será la Contraloría la que deba determinar si lo seguiremos recordando por aquel gol ante Racing o por su polémico paso por el IPD. ~