La semana pasada, un mensaje de condolencias, emitido por la dirigencia de Alianza Lima a propósito de la muerte de Francisco Morales Bermúdez, generó el rechazo de una parte de la hinchada del club de La Victoria. El periodista Bruno Rivas Frías se comunicó con historiadores para verificar si el dictador tuvo conexiones con el club y para hacer un repaso de aquellos episodios en los que gobiernos autoritarios se relacionaron con ‘el equipo del pueblo’.
Como si faltaran razones para que el país se mantenga polarizado, el fallecimiento del dictador Francisco Morales Bermúdez, ocurrido el 14 de julio pasado, volvió a encender la pugna ideológica en la que se encuentra inmersa nuestra sociedad. Mientras políticos y sectores conservadores homenajearon al general que, de acuerdo con su relato, encaminó la democracia; los progresistas recordaron la condena que el autócrata recibió por violaciones a los derechos humanos cometidas durante su gobierno. Pero, dejando constancia de las profundas conexiones que existen entre el fútbol y la política, el deceso del dictador también generó debate en las tribunas.
Una de las primeras instituciones que se pronunció a propósito de la muerte de Morales Bermúdez fue Alianza Lima. En un comunicado emitido a través de sus redes sociales, la dirigencia lamentó el fallecimiento del expresidente a quien calificó de “impulsor del deporte peruano e hincha acérrimo de la blanquiazul”. Un mensaje que llamó la atención debido a que el club no suele realizar pronunciamientos como ese.
Dicho pronunciamiento causó molestia en parte de la hinchada victoriana. Por ejemplo, el colectivo Aliancismo Antifascista se manifestó a través de sus redes sociales calificando el comunicado de “infamia”. Asimismo, tras recordar la sentencia de la corte italiana por haber participado en el Plan Cóndor, responsabilizó a Remigio Morales Bermúdez, hijo del dictador e integrante del Fondo Blanquiazul, de ser el responsable de que el club hiciera públicas sus condolencias. Al respecto, Sudor se comunicó con Alianza Lima para consultar por las razones del pronunciamiento, pero no obtuvo respuesta.
Sin embargo, más allá de las reacciones por la emisión del comunicado, vale la pena repasar la historia para reconocer si realmente Morales Bermúdez fue uno de los autócratas que buscó relacionarse con ‘el equipo del pueblo’ en aras de lograr réditos políticos. Sudor consultó con tres historiadores que dieron luces sobre la relación del dictador con el club de La Victoria.
LA REPATRIACIÓN DE LOS MUNDIALISTAS
Vale la pena recordar que uno de los momentos más felices que vivió el club íntimo coincidió con la etapa en que Morales Bermúdez estuvo en el poder. Durante dicho período (1975-1980) el club de La Victoria obtuvo tres títulos (1975, 1977 y 1978). Sin embargo, más allá de la coincidencia temporal, una acción del gobierno militar habría contribuido con el bicampeonato de Alianza, obtenido a finales de la década del setenta.
Los historiadores Gerardo Álvarez y Jaime Pulgar Vidal coinciden en señalar que existe un relato que indica que la administración de Morales Bermúdez estuvo involucrada en un proceso de repatriación de estrellas del fútbol peruano. “Se dice que el gobierno militar en aras de darle circo a la gente por todos los problemas que había en ese año [1977], por el paro nacional, le ofrece dinero a Alianza y la U para que retornen sus estrellas que estaban en el extranjero. Alianza acepta, la U no. Por ello, los ex jugadores de Universitario terminaron jugando en Cristal”, señala Pulgar Vidal, aunque advierte que dicha versión amerita una investigación profunda.
Álvarez maneja una versión similar. “En 1977, el gobierno militar hizo una gestión para repatriar jugadores de la selección con dinero del Estado y los coloca en clubes locales, básicamente Alianza Lima y Cristal”, indica el académico. Gracias a dicha gestión, Cubillas y Sotil terminan jugando en La Victoria y se convierten en refuerzos vitales para el bicampeonato obtenido por el club íntimo. Asimismo, refuerzos como Chumpitaz, Percy Rojas, ‘Cachito’ Ramírez y Oblitas —todos identificados con Universitario— fueron claves para el bicampeonato de Cristal del 79 y 80.
Sin embargo, el historiador y ex dirigente íntimo Armando Leveau niega que dicha acción del gobierno de Morales Bermúdez haya tenido como objetivo beneficiar al club de La Victoria. “La repatriación tenía que ver con la selección, no se buscaba ayudar a Alianza. Por ello, Cristal también recibió jugadores por esa acción”, precisa. “Morales Bermúdez era hincha de Alianza, pero nunca tuvo conexión con el club. También se afirma que le condonó una deuda al club y eso es totalmente falso”, acota.
Lo cierto es que dicho episodio no pone en evidencia una conexión directa entre Morales Bermúdez y el club íntimo. Y más aún si se toma en cuenta que el dictador tuvo otros episodios en los que buscó que se le relacionara con la popularidad de la selección. Pulgar Vidal y Álvarez recuerdan que tras una victoria sobre Chile en la eliminatoria para el mundial del 78 ingresó a la cancha para celebrar el triunfo e incluso le pidió la camiseta al capitán Julio Menéndez. “Fue una manera de acercarse al pueblo”, señala el historiador.
ALIANZA Y LOS AUTORITARIOS
No obstante, Morales Bermúdez no es el único mandatario autoritario al que se le podría adjudicar algún tipo de relación con el cuadro íntimo. En su libro “De golpes y de goles”, Pulgar Vidal recuerda que funcionarios del gobierno de Augusto B. Leguía (1908-1912 y 1919-1930) apadrinaron al club de La Victoria. Dicho apoyo tenía una intencionalidad política. “Las huelgas y las manifestaciones durante el oncenio eran masivas y un grupo importante de los obreros eran afrodescendientes. Ese apadrinamiento era una forma de acercarse a las clases populares”, afirma el historiador.
Dichos vínculos del gobierno de Leguía con Alianza también son recordados por Álvarez. “Se dieron a través de la figura de Foción Mariátegui, uno de los dirigentes fuertes de Alianza en los veintes que era congresista del partido oficialista”, señala el historiador. No obstante, indica que no se puede afirmar con contundencia que el club haya tenido una conexión directa con el dictador. “Leguía no llegó a poner dinero de su peculio para el club ni realizó medidas que beneficiaran al club directamente”, expone.
En lo que sí coinciden todos los historiadores es en recordar que el terreno del estadio de Matute fue una donación de otro dictador: Manuel Odría (1948-1956). “Odría cede [en 1951] ese terreno y el estadio terminaría de construirse en el gobierno de Velasco”, indica Álvarez. “Al igual que en el caso de Leguía fue una medida de conveniencia que le sirvió para acercarse al equipo del pueblo”, precisa Pulgar Vidal.
Ahora dichas medidas no deberían verse como extrañas tomando en cuenta el capital político que otorga un equipo tan popular como Alianza Lima. “Hay que recordar que la mayoría de los presidentes peruanos han sido hinchas del club”, precisa Leveau. Entre los más recientes, desde el regreso a la democracia, se pueden contar a Fernando Belaúnde, Alan García, Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski y Martín Vizcarra.
Es claro que ponerse la blanquiazul —así como la blanquirroja o la crema— puede dar como resultado un buen caudal de votos. Y es por ello que más de un mandatario autoritario o demócrata ha sabido dirigir su mirada hacia La Victoria. ~