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Camisetas en el cielo

El arranque de la Liga 1 brinda la oportunidad perfecta para recordar a aquellos clubes que dejaron su huella en primera, pero de los que ahora solo queda el recuerdo. El periodista Brandon Tavara Salazar entrevista al escritor Antenor Guerra-García a propósito de la publicación de su nuevo libro “Equipos que fueron”. En el diálogo evocan a camisetas como las del Defensor Lima, San Agustín, Atlético Chalaco, entre otros, que le dieron color al campeonato.

El fútbol peruano tiene muchísimas historias por contar. Desde sus orígenes en el siglo XIX hasta la actualidad, cientos de clubes fueron fundados, tocaron la gloria, cayeron en desgracia y tristemente desaparecieron. En su nuevo libro, el periodista Antenor Guerra-García rinde tributo a aquellos equipos que fueron y que siempre serán, como él mismo dice. Para todo amante del fútbol, “Equipos que fueron” (2021) es una joya de colección obligatoria: más de trescientas páginas con imágenes inéditas sobre 78 camisetas históricas del fútbol peruano. Sudor conversó con él y pudimos recordar a clubes que extrañamos.

¿Cómo surge la idea de investigar sobre equipos que desaparecieron?

Este ya es mi cuarto libro. El primero trata sobre los protagonistas del fútbol peruano: los jugadores, los entrenadores y los dirigentes. Seguí investigando y escribí otro sobre la Copa Perú. Pero siempre tenía en mente este libro: uno que rescatara las historias de los equipos que habían jugado en el fútbol profesional, y que habían desaparecido o retornado a sus ligas de origen. Las principales fuentes de esta investigación no son los libros o documentos, sino los propios futbolistas o dirigentes de estos equipos. Personas octogenarias, hasta nonagenarias que me brindaron sus testimonios. Ellos conocen sus equipos, su historia, conocen dónde concentraban, dónde festejaban, las anécdotas. Lamentablemente en el camino llegó la pandemia y se llevó a varios. Por ello, como homenaje, me gustaría mencionar a personajes como Raúl Dreyfus, periodista deportivo y exarquero de Universitario de Deportes, Unión Callao y Sucre; Napoleón Rodríguez, que jugó en el Sucre y Defensor Arica; Willy Fleming, de Municipal, que también jugó en el Ciclista Lima; y Manuel Mota, jugador del Atlético Chalaco.

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¿Cuándo podemos considerar a un equipo como desaparecido?

Una de las condiciones que puse para incluir a un equipo era que tuviera más de diez años sin presencia en primera división. Un club desaparecido es uno que ya ni está en la tercera división de su liga. Esos suelen ser los más antiguos. Por ejemplo: el Jorge Chávez del Callao, el Sport Progreso, el Unión Buenos Aires que no están ni en la tercera del Callao. Pero en el libro también menciono a equipos que sobreviven en su liga de origen, como el Defensor Lima, el ADT que acaba de volver a Primera, el CNI de Iquitos, el León de Huánuco, el Sportivo Huracán, el Piérola, el Aurora de Arequipa, el Walter Ormeño de Cañete, el Octavio Espinoza de Ica. No están desaparecidos, pero están en el libro porque hace muchísimos años que no figuran. Al libro lo quise llamar “Equipos que fueron, pero que vivirán siempre”, pero ya era muy largo (risas).

“Equipos que fueron” es el cuarto libro de Antenor Guerra-García. Antes ha publicado “El Fútbol Peruano: Protagonistas de su historia”, “Seleccionario” y “El Fútbol Macho: 50 años de Copa Perú”. MARIANNE BLANCO.

Tenemos el caso del Unión Miraflores, Sport Magdalena, Club Sport Libertad Barranco, que son equipos fundadores que bajan de categoría hasta la división de Balnearios de Lima y luego desaparecen. ¿Cuál es el proceso para la desaparición? ¿Bajan de categoría y luego se quedan sin ingresos económicos?

Generalmente va de la mano con el aspecto económico. La mayoría de estos clubes tenían un mecenas de por medio. En el caso de los primeros equipos que mencionas, estaban vinculados al sector fabril principalmente. Los dueños de estas fábricas fomentaban el fútbol entre sus operarios. En esa época el fútbol no era profesional, no recibían un sueldo por jugar, pero sí recibían facilidades en su empleo, como horarios flexibles que les permitan jugar. Cuando estos mecenas dejan de aportar o apadrinar, los jugadores ya no tienen dónde entrenar, los horarios no les cuadran, y así los equipos van desapareciendo.

SIN MECENAS NO HAY PARAÍSO

Por ejemplo, tenemos el caso de Defensor Lima, que llegó a ser potencia gracias al millonario Banchero Rossi. ¿Podemos decir que la desaparición de un mecenas puede ser como una condena a morir?

Sí, es lo que se ha visto siempre. Defensor Lima era un equipo de Breña, que arrancó en la década del treinta y se llamaba Defensor Breña, pero Banchero entra con una inyección económica fuerte y se jala a seis u ocho jugadores de la U, como Roberto Chale, Cassaretto y Gonzáles. Pero Banchero tenía una competencia fuerte en el rubro pesquero-industrial con un industrial de origen judío llamado Isaac Fulop y su delegado Moisés Zaidman. Ellos apoyaban económicamente al José Gálvez de Chimbote, y así se genera una guerra entre estos dos equipos. Su vacilón era ganarle a su competidor del mercado. Al igual que en los otros casos, el Defensor Lima se quedó sin mecenas cuando murió Banchero. Pero en el caso de José Gálvez lo afectó la estatización de la pesca. Toda la flota que tenía Fulop pasó a Pesca Perú y el equipo se quedó sin plata.

El Defensor Lima armó un gran equipo en los setenta. Actualmente, hay un disputa entre dirigencias por la propiedad del club. FACEBOOK DEFENSOR LIMA CARASUCIA.

¿Qué tan doloroso es que un barrio pierda su equipo? En tu libro mencionas clubes que fueron emblemáticos, tenían hinchada y al final desaparecieron.

Hay más de un centenar de equipos que han jugado en primera y desaparecieron. De los 78 clubes que comento en el libro, hay equipos de barrios tradicionales como el Unión Carbone, el Deportivo Unión, el Atlético Lusitania, el Atlético Córdova y el Centro Iqueño. Estos barrios llegaron a ver a sus equipos en primera, pero después por el tema económico bajaron, pero muchos juegan constantemente en segunda y sus hinchas los siguen acompañando ahí. De hecho, hay una desazón, una tristeza cuando el equipo baja, pero ellos estaban acostumbrados a jugar en sus ligas y acompañar a sus clubes.

Por el contrario, tenemos al San Agustín, que era un club con una hinchada muy reducida, pero campeonó. ¿Eso le permitió demorarse en desaparecer?

Sí, en general el campeonar a los equipos les ayuda mucho. Porque significa jugar un torneo internacional como la Libertadores, que es plata que llega a sus arcas, una mejor cotización por derechos de televisión y otras cosas. Cuando San Agustín campeona en el 86 ya transmitían los partidos de la Copa Libertadores, y a San Agustín le tocó enfrentar por ejemplo a Peñarol. Estos partidos fueron televisados y esa entrada económica le permitió contratar a mejor nivel y afrontar mejor los siguientes años. Por lo menos en el caso de San Agustín tuvo hasta el año noventa cierto protagonismo. Ese título les permitió tener cierta bonanza.

En esa línea, otro equipo campeón, pero de mayor hinchada era el Chalaco. Tenía un arrastre similar al del Boys…

Sí, Chalaco tenía hasta más hinchada que el Boys. Estamos hablando de muchísimos años atrás, por lo menos hasta el cincuenta tenía más hinchada. El viejo aficionado porteño, era o es del Chalaco. En los cincuenta tuvo una muy buena época porque recibió una buena inyección económica de socios antiguos, y contrataron a tres o cuatro argentinos de primer nivel que formaron parte del ballet porteño. De ahí hace campañas interesantes con apoyo de la lechera Plusa, y subcampeona el año 79, pero hasta ahí dura. Se retiran los de Plusa y empiezan los problemas económicos y lo que sigue ya es historia es conocida. De ahí, el hincha porteño adopta como equipo al Boys.

El Atlético Chalaco tenía una hinchada superior a la del Boys, pero la pérdida de patrocinio económico provocó que descendiera. Actualmente está en la liga del Callao. FACEBOOK ATLÉTICO CHALACO.

Y justamente equipos como el Boys y el Muni estuvieron cerca también de formar parte de este libro. ¿Qué los hizo diferentes?

En ambos casos los ayudó mucho el mecenazgo. Por ejemplo, el Boys bajó y subió en los ochenta con el mecenazgo de Beto Levy. En el Muni pasó lo mismo, entró Óscar Vega y convenció a un grupo de empresarios hinchas del Municipal y le metieron plata. Empezaron a trabajar seriamente, incluso clasifica a una Sudamericana y casi pasa a la siguiente fase. Además, tienen el apoyo de sus hinchadas, estamos hablando de dos equipos tradicionales. Las hinchas más importantes siempre han sido las de Alianza, la U, Muni, Boys y Cristal. Ese apoyo los ayudó muchísimo.

CAMISETAS SIN HINCHADA

Ahora, volviendo al caso de San Agustín, este equipo nos hace pensar en San Martín. En los últimos años ha estado peleando el descenso. Este año casi juega la Liga 2 y ha perdido el apoyo de la universidad. ¿Es candidato a una futura nueva edición de tu libro?

Se parecen mucho. San Agustín nunca llegó a calar en hinchada, igual que la San Martín. Eran proyectos que apostaban a tener hinchas a largo plazo, pero en el caso de la San Martin solo lo sigue ‘la muela’ [la mascota del club]. Igual pasó con San Agustín, sus hinchas eran algunos exalumnos del colegio y Popeye, un señor mayor, albino, bastante renegón que se ponía su camiseta de San Agustín. Todos lo fastidiaban en el estadio y él se molestaba. Son casos muy parecidos, pero creo que San Martin ha tenido más vigencia. Ha tenido tres campeonatos contra uno de los canarios. Además, estamos hablando de presupuestos muy diferentes. La San Martín tiene el componente de divisiones menores con el que San Agustín no contaba. Por eso me parece difícil que San Martín repita la historia.

Por otro lado, tenemos el caso del Aelu y el Circolo que muestran que no basta con ser apoyado por una minoría migrante. ¿Es necesario siempre el apoyo de las masas para permanecer?

Sumaría los casos del Lima Cricket y el Lawn Tenis, que estuvieron en primera hace mucho tiempo. Estamos hablando de clubes representativos de las principales colonias de migrantes en nuestro país: italianos, ingleses, japoneses. Faltaría un club de chinos, que son muy importantes en el Perú, pero que no llegó a existir. No solamente se necesita infraestructura para sobrevivir, porque si mencionamos a estos clubes, tienen muy buena infraestructura. Lo que pasa es que meterse al profesionalismo incluye muchas aristas, plata y problemas. Por eso que estos clubes prefieren quedarse en su zona de confort, en el ámbito formativo. ¿Qué es lo que le faltó al Circolo o Aelu para permanecer? Creo que va más por un componente financiero y el apoyo de los socios.

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¿Por qué Tabaco está en este libro? ¿No lo consideras parte de Sporting Cristal?

Si bien es cierto que Tabaco es la prehistoria celeste, son dos equipos diferentes. Tabaco muere el año 55, nunca campeonó. Era un equipo de media tabla para arriba pero ahí nomás. Desde el cambio de nombre y fundación de Cristal, ya es un equipo moderno, una dirigencia con una visión gestora. Se forma en el 56 y ese año campeona. Desde ahí ya te llama la atención, porque contrata bien, porque tiene buenas instalaciones. Tabaco no tenía donde entrenar, Cristal tiene un complejo, creado por Don Ricardo Bentín y Esther Grande, que es alucinante, que tiene cinco canchas de fútbol reglamentarias, lugar para concentrar, gimnasio, tiene todo. Todo eso difiere totalmente del Sporting Tabaco.

También tenemos el caso de Mariscal Sucre que fue campeón nacional dos veces, que asciende y desciende. Un día, descendido, la FPF decide que no habrá segunda y eventualmente desaparece. Hasta que el 2019, exdirigentes deciden juntarse y volver, lo que finalmente se materializa en el 2021. ¿Eso quiere decir que hay alguna esperanza para otros equipos, existen otros casos similares?

Sí hay casos. Uno de ellos es Defensor Lima, sé que hay intentos de regresar, están en la Liga de Breña. El tema con estos casos es que suelen haber problemas: por ejemplo, directivas que se pelean, donde una dice que tiene el nombre, los registros públicos; otra dice que representan al equipo porque jugaron ahí. Eso está pasando con Defensor Lima, en este momento hay por lo menos un par de equipos que se disputan el nombre. También está el caso del Coronel Bolognesi, entró el año 76 como campeón de Copa Perú, después en los 80 y 90 bajó a segunda, desapareció totalmente, resucitó como Sport Bolito y campeonó la Copa Perú, y cuando entran a primera de nuevo vuelve a ser Coronel Bolognesi. Los equipos siempre pueden regresar.  ~

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