En esta nueva entrega del multiverso deportivo, un travieso dios ‘sudoroso’ cambia el destino de todo un país al dejar a la selección peruana en cero puntos en la carrera para EE.UU. 94. Un tropiezo de Jorge Soto no solo llevará a Paraguay al mundial, sino que cambiará todas las dinámicas de la política continental
Sin lugar a duda, la campaña para el mundial de Estados Unidos 94 fue una de las más nefastas de la historia de la selección peruana. El equipo de Vladimir Popovic solo salvó el honor –y superó el desastre de Pepe para Italia 90– al rescatar un punto en la visita que Paraguay realizó en Lima por la última fecha de la eliminatoria. Si bien ese resultado no nos servía de mucho, terminó siendo clave para el fútbol sudamericano porque eliminó a la selección guaraní y le dio a Argentina la posibilidad de jugar un repechaje contra Australia. Lo demás es historia conocida: en esos juegos contra la selección oceánica se produjo el esperado retorno de Diego Armando Maradona a la albiceleste que le permitiría jugar su cuarto mundial consecutivo. Pero, a veces los dioses se ponen traviesos y juegan con cambiar la historia. A veces, el tropiezo de un carrilero puede traer como consecuencia una serie de modificaciones en el universo del fútbol y de la política.
5 de setiembre de 1993. Se juega la última fecha de las eliminatorias para el Mundial de Estados Unidos 94. La selección peruana cierra una campaña nefasta en la que hasta el momento ha perdido todos los partidos. La última chance que tiene el conjunto dirigido por Vladimir Popovic para retirarse con honor es la de derrotar a la Paraguay de, un todavía esbelto, José Luis Chilavert. Los guaraníes esperan un milagro. Solo golear a la blanquirroja o que Colombia haga lo propio con Argentina en Buenos Aires les dará la chance de jugar el repechaje. En definitiva, Perú no se juega nada, solo puede aspirar a arruinarle la fiesta a los paraguayos.
Como fue la tendencia durante más de treinta años, a Perú le viene bien jugar sin presiones. Los suplentes habituales, Marco Valencia y ‘Arañita’ Muchotrigo muestran su mejor versión frente a los recios defensas paraguayos. Los pocos hinchas que han acudido al Nacional disfrutan del toque peruano. Y de pronto, se da una situación inédita. Por primera vez, en toda la eliminatoria, la blanquirroja se pone adelante. Al minuto 31, en una gran jugada individual, Muchotrigo se deshace de dos defensas paraguayos para luego, con un toque sutil, vencer a Chilavert. Perú se va al descanso con el 1 a 0 a favor.
En el segundo tiempo, el destino empieza a sonreírle a los paraguayos. En Buenos Aires se empieza a desatar el vendaval colombiano. El banquillo guaraní se entera de los goles de Rincón y Asprilla y anima a la oncena titular que, entusiasmada, anota el empate con un magistral tiro libre de Alfredo Mendoza a los 17 minutos. Pero la situación se pone aún mejor para los guaraníes, dos goles más de Colombia los ubican a tiro de clasificación. Solo necesitan un gol para alcanzar el repechaje.
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A los 33 minutos, se produce una jugada clave. Un joven Jorge Soto realiza una de las trepadas que lo harían célebre. Un pase al vacío de Marco Valencia lo ha dejado solo frente a Chilavert. Soto recurre a su tranco largo para intentar eludir al corajudo guardameta. Hace una finta, lo deja atrás, está solo frente al arco, pero cuando intenta rematar pierde el equilibrio de tal forma que su disparo termina siendo débil y es despejado sin problemas por la defensa. Tras haberla visto cerca, los paraguayos apelan a su tradicional garra. Tres minutos después del yerro de Soto, un centro al corazón del área culmina con un rebote que es tomado por Mendoza. El delantero paraguayo marca su segundo gol del partido, uno que le abre la puerta al repechaje. Los últimos minutos son de gran emoción. Los defensas paraguayos se baten como si su vida dependiera de que no entre un gol en su arco. El único gol que se escucha en las tribunas es el quinto colombiano en Buenos Aires. En el último minuto un cabezazo de Chemo del Solar es sacado en la línea por Chilavert. El arquero sella la clasificación de los guaraníes al repechaje con Australia. Alfredo Mendoza se convierte en héroe nacional. Por segunda vez en su historia, Argentina no va a un mundial de fútbol.
La eliminación argentina produce un golpe mortal al ánimo gaucho. El proceso de Alfio Basile termina de la peor forma y Sergio Goycochea, el arquero víctima de los cinco goles, se convierte en el chivo expiatorio. Nunca más volverá a pisar tierra argentina. Continúa su carrera en el Olimpia paraguayo en donde se convierte en ídolo absoluto. Empieza a grabar comerciales con Alfredo Mendoza en los que resaltan las virtudes de la sangre guaraní. Cuatro años después de la Vergüenza del Monumental, Clarín saca a la luz documentos reveladores. Se descubren los orígenes guaraníes de Goycochea quien a las pocas horas saca el documento de identidad paraguaya. En una conferencia de prensa, el arquero abraza sus verdaderos orígenes y anuncia el inicio de su carrera política con su postulación a la alcaldía de Asunción.
La eliminación de Argentina termina siendo el puntillazo final que lleva a Maradona al retiro definitivo. Sin la motivación de jugar su cuarto mundial consecutivo, el D1OS decide abandonar toda relación con el deporte y tras recibir una invitación de Fidel Castro se muda a Cuba. En la isla pasa por un tratamiento que lo aleja de los vicios y motivado por el ejemplo del dictador se dedica a fondo a los estudios de teoría política. A los pocos meses funda el Partido Maradoniano Argentino (PMA), una agrupación de tendencia comunista que se pone como principal meta erradicar las recetas del consenso de Washington implementadas por Menem en el país gaucho. Con ese ideario, Maradona se lanza a la presidencia en las elecciones de 1999 en las que es derrotado por estrecho margen por Fernando de la Rúa. El PMA se constituye en la principal fuerza de oposición y Andrés Calamaro, el parlamentario más votado, asume la presidencia del Senado.
Dos años después, se genera un escenario ideal para la agrupación maradoniana. El gobierno de De La Rúa termina generando una crisis económica que empuja a miles de personas a las calles. La única agrupación que logra capitalizar el descontento es el PMA. Tras la renuncia de De La Rúa, la Asamblea Legislativa designa a Calamaro como presidente interino. El nuevo mandatario en un acto de desprendimiento llama inmediatamente a elecciones[1]. Los comicios son ganados de forma rotunda por Maradona, que en diciembre del 2001 asume el cargo. Su primer acto de gobierno consiste en ratificar su apoyo a Marcelo Bielsa, una de las voces que lo avaló durante su campaña, en el cargo del director técnico de la selección. El segundo disolver el Congreso y llamar a una Constituyente para que elabore una nueva Carta Magna.
La nueva Constitución erradica las medidas neoliberales y le da un poder sin contrapesos al presidente. El gobierno de Maradona aprovecha el boom de la agroindustria para implementar programas sociales que le dan una popularidad sin límites. En el plano internacional hace buenas migas con presidentes de izquierda como Hugo Chávez y Lula da Silva y en el 2004 funda junto con el venezolano y Fidel Castro el ALBA. Fortalecido por los éxitos económicos y los lazos internacionales, realiza una de las medidas más polémicas de su gobierno. Le exige al presidente paraguayo Chilavert la extradición del alcalde de Asunción Sergio Goycochea por el delito de traición a la patria argentina. El mandatario guaraní se niega a entregar a un político que ha sido central en la difusión de su discurso de la superioridad de la sangre guaraní. La respuesta de Maradona es una declaratoria de guerra. El conflicto se decide en menos de dos meses. Ninguna nación sudamericana fue al rescate de Paraguay quien cosecha peores resultados que la Guerra de la Triple Alianza. La nación guaraní termina siendo anexada a Argentina y le da pie a Maradona para realizar el siguiente paso de su plan: en el 2006 realiza una segunda reforma constitucional que transforma país en la República Popular Argentina, un gobierno comunista hereditario. El primer ministro Andrés Calamaro renuncia al cargo y se exilia en España.[2]
Uno de las medidas más destacadas del nuevo régimen maradoniano consistió en nacionalizar los clubes más importantes del país para evitar la fuga temprana de talentos. Uno de los jugadores símbolo de la campaña del gobierno fue un juvenil de Newell’s Old Boys llamado Leo Messi, un jugador que había sido apoyado de pequeño por el mismo Maradona con un tratamiento de crecimiento. Gracias a esa cruzada, Messi siguió siendo figura del Ñuls y lo condujo a la obtención de las Copas Libertadores del 2007 y 2008 y del Mundial de Clubes del 2009. Dichas performances lo llevaron a ser la principal figura de la selección de Marcelo Bielsa. Un año después, Messi alcanzaría la consagración al ser la principal figura de la Selección Argentina que obtuvo la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010. Título que llevó literalmente a los altares del equipo debido a que el vuelo de Aerolíneas Argentinas nunca llegó a Buenos Aires. El avión desapareció en altamar en un confuso accidente. Hasta el día de hoy el rey D10S, como se hace llamar, se mantiene en el poder y ha prohibido cualquier tipo de referencia a Messi en la cultura popular. Aunque dicen por ahí que en una tienda de Rosario han visto a un dependiente que es la viva imagen del crack de Ñuls. Sin embargo, cada vez que un imprudente hincha le pide un selfie, el tímido empleado se niega a aparecer en la instantánea.
[1] Algunos politólogos compararon el gesto con el realizado por Héctor Cámpora en 1973 cuando llamó a elecciones para que Perón asumiera el cargo. Otros afirman que fue pura flojera.
[2] Algunos politólogos destacaron la vena democrática de Calamaro y lo consideran el disidente más célebre del régimen. Otros afirman que simplemente quería retomar su carrera musical.