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Justicia a la rosada

No provocó un sismo como el de Jefferson Farfán, pero el derechazo de Johan Fano, delantero rapaz de enorme olfato, hizo justicia en parte: Sport Boys subió a Primera después de cinco años, pero sobre todo evitó que ascendiera el equipo de César Acuña, balbuceante personaje cuyos supuestos sobornos, en medio del festejo rosado, han quedado impunes. Para vencer a la corrupción se necesitan otro tipo de goles. La crónica de una semana angustiosa escrita por un hincha rosado desde Estados Unidos.

Para millones de hinchas peruanos, el pasado 16 de noviembre fue un día histórico: tras doblegar a Nueva Zelanda por 2-0 la Selección peruana confirmó su participación en el próximo mundial luego de 35 años de ausencia. Todos ya sabemos lo que sucedió aquella noche: estábamos tan necesitados de celebrar un triunfo de tal magnitud que se detectó un movimiento sísmico en nuestra capital cuando Jefferson Farfán abrió el marcador. Aún con el miedo en el cuerpo (un gol en contra nos dejaba fuera de Rusia 2018) vino la calma después de la tormenta/sismo gracias al derechazo de Christian Ramos, quien puso una distancia entre peruanos y neozelandeses que se antojó insuperable.

Aunque mi padre gozó de la victoria nacional, el verdadero día histórico para él llegaría una semana y media después: este domingo, su Sport Boys (nuestro Sport Boys) selló su regreso a la Primera División gracias a su victoria por penales contra la Universidad César Vallejo. Si en 2009 fue Carlos Elías quien se convirtió en héroe porteño con un gol de media tijera que nos devolvió a la categoría que nunca deberíamos abandonar (mi padre y yo estuvimos en el Miguel Grau esa noche y lloramos de la emoción al ritmo del “Vamos Boys, quiero ver otro gol”, además de quedarnos roncos por unos cuantos días), esta vez fue el arquero y capitán Daniel Ferrerya quien pasará a la historia chalaca gracias a sus dos paradas en la tanda desde los doce pasos.

Tuvo que ser en un partido definitorio y en cancha neutral luego de que rosados y poetas quedaran empatados en puntos al final de un campeonato no exento de emoción, controversia y con la sombra de la corrupción (¡una vez más!) de por medio.

La emoción la puso el propio calendario del torneo: al haber 15 equipos disputándolo, uno de ellos descansaba cada fecha. El Sport Boys (57 puntos) descansó en la última jornada. Vallejo, que contaba con el mismo puntaje que el cuadro chalaco, necesitaba solo empatar ante el Deportivo Hualgayoc (cuarto puesto con 45 puntos antes de disputarse el partido) para proclamarse campeón de Segunda. Sin embargo, los cajamarquinos derrotaron por 1-0 a los trujillanos, por lo que se tuvo que definir el ascenso mediante un partido extra entre los dos punteros.

Los cuestionamientos a Acuña también se dieron en las pasadas elecciones presidenciales por su recordada frase “Plata como cancha” y por “copiar” su tesis de doctorado. ALIANZA PARA EL PROGRESO

La controversia y la presunta corrupción la puso el celebérrimo César Acuña (el mismo personaje que fue excluido de las elecciones presidenciales en 2016 por regalar diez mil soles a dirigentes chosicanos y que no plagió sino que “copió” sus tesis de maestría y doctorado). En las últimas semanas, el presidente de Vallejo se ha visto involucrado en dos acusaciones de soborno que han cuestionado cuánto hemos progresado como sociedad y cuán limpio es el ‘julbo’ peruano.

El ‘Andonaudio’

En un audio difundido a fines de octubre, el defensa del Sport Loreto Lee Andonayre señaló que el Boys ofrecía 50 mil soles con tal de que la escuadra selvática le ganara a Vallejo en un partido que terminó 6-2 a favor del ‘Poeta’ (29 de octubre en Trujillo). Para los puristas que no ven el fútbol como negocio y que piensan que la única cosa verde que debe manchar una pelota no son los dólares sino el césped de una cancha, la práctica de ofrecer unos chibilines a un equipo para que derrote a otro es problemática —además de que está prohibida por la FIFA por “desarrollar una actividad en contra del juego honesto”. Sin embargo, tendemos a hacernos de la vista gorda cuando se denuncian estos casos pues dar un dinerillo extra a un grupo de jugadores si este se esfuerza un poco más de la cuenta para beneficiar a terceros pareciera ser un pacto socialmente “aceptable”—a fin de cuentas, se está incentivando la competitividad deportiva y, mal de muchos, consuelo de tontos, sabemos que ello sucede frecuentemente ya sea en Perú, España o China.

El complemento obsceno de estas “transacciones” (sobornar a uno o varios futbolistas para que se dejen ganar) es, en contraste, inmoral y punible. En el audio mencionado líneas arriba, Andonayre añade que el “ingeniero” César Acuña en persona le ofrecía la misma cantidad que el Boys, pero, esta vez, para que Loreto se echara. El 4-0 con que terminó el primer tiempo al menos alimenta las sospechas de que el fraude se llevó a cabo, aunque el defensor del equipo loretano luego desdijera su versión de los hechos en un canal de televisión de señal abierta (“no tengo directamente claro si fue el ingeniero mismo”, “yo no tenía la certeza de que fuera el ingeniero; me puede haber llamado cualquier otra persona”, “descarto totalmente haber recibido dinero de nadie”).

La goleada propulsó a Vallejo hacia la punta de la tabla de posiciones a falta de tres fechas para la finalización del torneo.

El ‘ingeniero’ no sobornó; pidió que su rival jugara ‘normal’

El ‘Andonaudio’ no es el único caso de soborno en el cual la UCV estuvo comprometida hacia el final de un caótico torneo. En paralelo a las revelaciones de Andonayre, el arquero del Deportivo Coopsol, Fischer Guevara, se comunicó con el volante de Unión Huaral, Ryan Salazar, para contarle que Acuña le pidió que sirviera de intercesor entre su club y los huaralinos. El propósito: “Sé que Boys les va a estirar un dinero [a Huaral]… búscame tres o cuatro jugadores” [para que] “jueguen normal”. El “juego normal” de los naranjeros se reflejó en el 4-0 a favor del cuadro trujillano (21 de octubre en el estadio Julio Lores Colán), un partido que la UCV iba a ganar “con árbitro y con todo” en palabras adjudicadas por Guevara al excandidato presidencial.

El audio en sí mismo no es una prueba suficiente de que Acuña haya participado en los casos de soborno. ¿Pero qué decir de los selfies que el arquero de Coopsol se tomó en la casa del ‘Señor Plagio’ sosteniendo un fajo de billetes correspondientes a un “préstamo personal” y con el ‘ingeniero’ de trasfondo mostrando su sonrisa más desfachatada? ¿Qué decir si, además, la foto va acompañada de los siguientes mensajes de WhatsApp: “Ya me acaba de dar las 5 lucas. Boys manucci hualgayoc y victoria hay mas plata. Lo a dado para quedar bien plata como cancha”? (sic). Si cabía alguna duda, estas fotos y mensajes son, para diversos jugadores, dirigentes y periodistas peruanos, la prueba fehaciente de que Vallejo sobornó rivales, de que no merecía disputar el título de la Segunda División, de que debía ser sancionado con la pérdida de la categoría y de que el líder de Alianza Para el Progreso (APP) no debería seguir ligado al fútbol por unos buenos años si es que no es de por vida.

La Comisión de Justicia de la Segunda División dio por válido el descargo del arquero Fisher Guevara: los 5 mil soles eran para “un préstamo personal”. REPRODUCCIÓN

Tras la denuncia respectiva presentada por Sport Boys, la Comisión de Justicia de la Segunda División decidió que tanto Andonayre como Guevara no podrán calzarse los chimpunes por cinco años.

Una victoria incompleta

Muchísimos hinchas coincidimos en que el domingo se hizo #JusticiaRosada y que el heroico ascenso del Boys representa un triunfo contra la corrupción.

Ahora bien, esta victoria nos ha dejado a todas y todos con un sabor agridulce. Como vivimos en una realidad kafkiana, la Comisión de Justicia también decidió que el denunciante de los sobornos, Ryan Salazar, fuera inhabilitado de toda práctica deportiva relacionada al fútbol por dos años por admitir una supuesta (énfasis en supuesta) prima del Boys. Las acusaciones contra César Acuña y la UCV, en contraposición, han caído en saco roto: la Comisión alega que no encontró evidencias suficientes para comprobarlas. Se castigó a los jugadores involucrados en el delito mas no a los autores (intelectuales o de facto), en claro contraste con la inhabilitación por cuatro años que recibieron el popularísimo Alfredo Gonzáles y José Mallqui por el soborno a jugadores del Atlético Torino de Talara ya hace veintiún años atrás.

Cual fiel reflejo de cómo opera la justicia con nuestros políticos, en el caso de los sobornos vallejianos, las ratas débiles e ingenuas son castigadas, mientras que las ratas gordas y pendejas se pasean por nuestras calles con total impunidad.

Contra viento y marea, la Misilera rosada se quedó con el título de la Segunda División. Vallejó en la cancha no tuvo la misma fortuna que a nivel dirigencial. PRENSA SPORT BOYS

El ‘ingeniero’ Acuña es, sin duda, una rata gorda… Perdón. Es un hombre con suerte en los tribunales: ya ha sido absuelto de delitos contra el derecho de sufragio y fe pública del caso “Plata como cancha” y se le ha archivado el proceso que se le seguía por un presunto delito de negociación incompatible en agravio del Estado por subvencionar un evento navideño en Trujillo, en el que se entregaron panetones y pelotas con su rostro y el logo de su partido político, Alianza Para el Progreso.

Como diría mi padre, el hincha rosado más escéptico que conozco, aquí no pasa nada, hijo; estamos en el Perú. Una pena, papá. El Perú es, en efecto, ese país que hoy se enrojece de orgullo tras una exitosa campaña en las Eliminatorias mundialistas pero que, a la vez, se sonroja de vergüenza cuando se le recuerda que sus campeonatos siguen arrastrando el lastre de la corrupción. El Perú: esa nación en la que la tierra tiembla por un gol de la Selección pero donde nadie mueve un dedo para que se haga justicia.

Foto de portada: PRENSA SPORT BOYS

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