Tras la resaca desatada por la oficialización de Perú como sede del Mundial Sub 20 de Atletismo en el 2024, la atleta Paola Mautino hace una radiografía de la actualidad de este deporte en el país. Se mejoró en infraestructura, pero en otros aspectos no hemos avanzado. ¿Estamos dando un salto de fe?
En los últimos años, el Perú, y Lima en particular, ha visto un crecimiento deportivo en cuanto a infraestructura. Esto, principalmente, gracias a la organización de los Juegos Panamericanos Lima 2019, el evento más grande que ha albergado nuestro país y que fue, para muchos entendidos del tema, catalogado como “los mejores Juegos Panamericanos de la historia” (al menos hasta este momento).
Las sedes que se utilizaron hoy incluso quedan grandes en muchos casos. Muchos nos preguntábamos cuándo sería la próxima vez que veríamos las tribunas llenas, sobre todo en recintos como el estadio atlético de la Videna, con capacidad de albergar hasta 10 mil personas al implementar tribunas armables. Esa interrogante llegó a su fin, pues Lima vuelve a ser sede de un evento masivo: el Campeonato Mundial de Atletismo Sub-20 en 2024.
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Se debe reconocer, en primer lugar, el mérito de la Federación Peruana de Atletismo para gestionar y lograr la sede para el campeonato más importante de este deporte que se haya albergado en nuestro país hasta ahora. Hemos tenido campeonatos Sudamericanos, Iberoamericanos y Panamericanos, pero nunca un Campeonato del Mundo, lo cual crea una enorme expectativa.
Para entender la magnitud de un campeonato como este tenemos que revisar las ediciones anteriores. Fue en un Campeonato Mundial Sub-20 que el gran Usain Bolt se dio a conocer al mundo, al lograr el título en los 200 metros, además del récord mundial de la categoría con solo 15 años. Eso le valió ser reconocido como atleta revelación de ese año. Ya todos sabemos lo que ocurrió después.
Así como él, figuras del atletismo obtuvieron sus primeras victorias mundialistas en este campeonato, el último de la categoría formativa antes de entrar a las grandes ligas.
Pero más allá del espectáculo, ¿qué implica este evento a nivel de organización?
Ganar una sede para un evento mundial es, más allá de un orgullo y motivo de emoción, una gran responsabilidad a nivel de gestión que implica también una enorme inversión.
Desde el plano económico, la organización de un Campeonato de esa magnitud tiene ciertos lineamientos que cumplir, exigidos por la World Athletics. Entre ellos está el transporte de las delegaciones, hoteles de cierta categoría, alimentación e hidratación en los alojamientos y el estadio, medicina, fisioterapia, recreación, entre otros, además de los jueces y personal de campo, los implementos -que deben ser de primera categoría-, sistemas de medición electrónica (no solo el cronometraje sino la medición para saltos y lanzamientos), medallas, marketing, locución, entre otros. Todo ello requiere una fuerte suma, que representa más de 6 millones de soles aproximadamente, únicamente para la realización del evento, sin tomar en consideración las acciones enteramente deportivas.
El momento de sembrar para cosechar
Precisamente en el plano deportivo, la principal preocupación por parte de la Federación Peruana de Atletismo debería ser la preparación de atletas. Un problema recurrente en los últimos años han sido las brechas etarias: en muchas disciplinas no hay un recambio generacional y hay pruebas prácticamente desiertas en los campeonatos nacionales. El biotipo del peruano es uno de los factores, ya que en las pruebas de lanzamiento se necesita gente grande, de más de 1 metro 85 y de más de 100 kilos, lo que no es una característica en nuestro país. Encontrar esa combinación es muy difícil.
En algunas -en el mejor de los casos- hay uno o dos representantes mayores de buen nivel, pero nadie detrás que pueda tomar la posta. En este momento, el 2024 se ve lejano; sin embargo faltan solamente dos años para escuchar el primer disparo de partida en el Campeonato del Mundo, y los jóvenes que hoy tienen máximo 17 años, y la mayoría sigue en el colegio, son quienes nos representarán.
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Muchos de los chicos van a tener que escoger entre estudiar o dedicarse al deporte. Pasa mucho y no tendría que ser así. Es un momento crítico para ellos, donde no deberían tener que escoger. La Federación debe saber gestionar este tema. Hay chicos de provincia que son muy buenos, pero necesitan apoyo necesario. En dos años pueden pasar muchas cosas.
Si lo comparo a cuando yo era juvenil, ahora hay mucha más infraestructura. Yo entrenaba en la Videna cuando habían pocas cosas, la Federación no tenía fondos para mandarnos a los campeonatos. Aunque eso todavía sigue ocurriendo. No se organizaban torneos internacionales, salvo algún Grand Prix. No había suficiente motivación para los jóvenes. Ahora los deportistas juveniles pueden aspirar a ingresar a la universidad con una beca deportiva. Hace 12 o 13 años no se promovía tanto esto.
Se debe tomar en cuenta que no por ser sede se puede presentar un equipo completo: las marcas mínimas de clasificación – de un nivel bastante alto en general – son una condición para estar presentes, y por lo general los equipos que hemos presentado a lo largo de los años no han superado los 10 atletas, que en su mayoría han sido de pruebas de largo aliento. Si lo que queremos es tener una mayor representación, es fundamental fortalecer las pruebas de pista y campo – sobre todo los lanzamientos- que han tenido dificultades para tener representantes en torneos de alto nivel de estas categorías.En martillo han roto el récord nacional, pero en bala, jabalina o disco falta muchísimo.
La Federación tiene buenas intenciones, pero todavía hay mucho por desarrollar. Se ha dado un salto demasiado grande para lo que hay en la actualidad. Hemos hecho Sudamericanos, un Panamericano, un Iberoamericano, pero un Mundial son palabras mayores. El IPD ahora está en crisis y eso afecta de manera indirecta en las federaciones, pero todavía hay tiempo para lograr que todo llegue a buen puerto.
En el 2024 tendremos la oportunidad de ver a posibles futuras leyendas del atletismo y el deporte mundial, y por qué no, a figuras de nuestro país que puedan ser proyecto para los Juegos Olímpicos de Los Angeles 2028 y Brisbane 2032. Ojalá que sea así y que no sea un salto de fe, sino un salto al futuro. ~