Ya solo quedan cuatro equipos en la siempre emocionante Champions League. El literato Tomás Cortez hace un repaso por los vibrantes encuentros que se celebraron durante los cuartos de final. Manchester City, Villarreal, Liverpool y Real Madrid clasificaron —a su estilo— a semifinales. En esta instancia, Karim Benzema fue el gran responsable de que ‘los blancos’ sigan avanzando.
UNO
Fue un partidazo. Le costó un Perú al Madrid. El equipo londinense maniató al Real y durante noventa minutos fue superior. Los jugadores del equipo azul, apelaron al físico y al anticipo. Mateo Kovacic sustituyó a Jorginho, en lo que era una declaración de principios. Lucharon cada pelota y ganaron. Resultado, Mount anotó el primero.
Respondió, el alemán Kross ejecutando un tiro libre magistral. Mendy se esforzó y la sacó.
“Mi infancia fue bastante difícil. Nací y crecí en un barrio de refugiados en Berlín. No es un área sencilla. Es difícil crecer ahí. Por eso siempre digo que en el futbol no hay presión. Presión es que no tengas que comer” – Antonio Rudiger
Negro y alemán. Es enorme y fortísimo (pregúntenle a Kevin De Bruyne). La revancha la tomó como un desafío personal. Cerca del minuto 34, ejecutó un disparo que besó el parante. Fue un león en su área y en cada tiro de esquina dijo presente. Así anotó el segundo gol. Había quedado en evidencia en el primer partido, por culpa del arquero. Durante noventa minutos estuvo en estado éxtasis. Nadie lo superaba.
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Kante corrió como siempre. El mejor 5 del Mundo jugó otro partidazo. Avanzó hasta el borde del área —como si fuera un 8— le dio el pase a Marcos Alonso y convirtió. El VAR lo anuló, por una supuesta mano —el árbitro ni siquiera se dignó a ver en pantalla la repetición (la mano, casi imperceptible, fue accidental)—. Insólito.
Y apareció Karim. Minuto 65. Ante un centro perfecto, cabeceó, a pesar del león de ébano. El palo salvó al Chelsea.
Siempre se dijo que los sudamericanos superamos en habilidad y técnica al resto del mundo. Ese paradigma se desplomó en el tercer gol. Timo Werner (natural de Sttutgart), tras pase al vacío de Kovacic, entró al área enganchó dos veces y de media vuelta definió. Dejó en ridículo a toda la defensa, como si fuera Maradona, y es alemán. Déjame de joder.
El sabio italiano miró al banquillo y se la jugó. Ingresaron Rodrigo, Camavinga y Marcelo. Necesitaba gol.
“Ese pase de Luka Modric es lo que me ha hecho perder la voz. ¡Eso es ilegal! Me puse a gritar Luka, Muka o como quiera que sea su nombre. Es un fenómeno” – un extasiado Rio Ferdinand periodista de la cadena BT Studio.
Y se soltó Modric. Minuto 79 —como si estuviera jugando en el patio de su casa, sin presión— dio un pase de tres dedos, milimétrico, a Rodrigo. Quien, como todo brasileño con técnica de sobra, remató a gol, en modo automático, sin que la bola tocara el césped. Como lo hacía Zico, Romario, Rivaldo o Ronaldo.
Entonces, revivió el Madrid. Un team que derriba otro paradigma. El hecho de tener 34 o 36 años, no le resta competitividad, ni calidad al player. En tiempos pretéritos, Cruyff a los 32 años ya era un ex jugador; Pele mismo, a esa edad. El Diego del 92 ya no era el mismo. Las malas noches le pasaron factura y el poco cuidado personal. En los tiempos actuales, los jugadores son atletas, que cuidan su alimentación. Su entrenamiento es totalmente distinto. La mayoría tiene un personal training. Y los avances de la medicina, por consecuencia, mejoran al deportista, previenen lesiones o los recuperan más rápido.
El inicio del suplementario dejó en claro algo: los del Chelsea estaban extenuados, mientras que los del Real tenían más resto físico. Hasta Kante sintió el esfuerzo. Ahí falló Tuchel, sus cambios fueron tarde y no tuvieron el mismo efecto que los de Ancelotti.
El minuto 95, Vinicius (como ha aprendido junto a Karim) dió un centro justo al crack. Y éste no defraudó. El delantero invisible, el compañero que se sacrificó, en los mejores años de Cristiano. A quienes los hinchas minusvaloraban o denostaban. Incluso, Deschamps concluyó que no era importante para la selección. Su perfil bajo, según ellos, era sinonimia de debilidad o carencia de carácter. A los 34 años está demostrando a todos, que es el mejor o uno de los mejores jugadores del mundo. Su temporada es esplendorosa. Los octavos y cuartos de Final han confirmado su clase mundial. Está a la altura de los Grandes de la Historia. El Balón de Oro está en deuda con él.
DOS
El Aleti cosechó lo que sembró. El minuto 34 recién remató al arco del City. Podía jugar mejor, pero recién lo hizo en los últimos 45 minutos. En el primer tiempo, el City mereció irse con ventaja. Incluso, no cobró el árbitro un agarrón en el área colchonera.
Párrafo aparte, Foden se llevó la peor parte. Fue golpeado, en forma indiscriminada, por la defensa colchonera. No lo amilanaron.
El minuto 56, demostró que el Atlético Madrid es un equipo que puede hacer daño a cualquier rival. Tiene con qué. No es un team picapiedra. Jamás. Joao Felix y Griezmann son delanteros temibles.
Y Simeone se arriesgó. Entraron Correa, Suarez y Mateos Cunha. Minuto 69, sale De Bruyne lesionado y el Aleti pasa a dominar totalmente el partido.
Mereció anotar el equipo colchonero. Como si fuera una maldición, por el 5-5-0 del partido de ida, erraron o Ederson lo impidió. Increíble, que Brasil tenga dos de los mejores arqueros del mundo: Allison y Ederson Santana de Moraes. En tiempos pretéritos, no destacaban en ese puesto.
El Manchester demostró que sufre sin el balón. Enormemente. ¿Qué hubiera pasado si el equipo madrileño hubiera jugado, el partido de ida, de la misma manera que en los últimos 35 minutos? No lo sabremos. Lo que sí, es que jugando colgado del travesaño minimiza el potencial de este conjunto, que si puede jugar muy bien al futbol. Lo vio todo el mundo.
TRES
Liverpool salió con seis suplentes (de calidad) ante un Benfica que recordó su pasado glorioso y vio la oportunidad ante la alineación local. Salió un partidazo con golazos incluidos.
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Darwin Nuñez, un enorme delantero uruguayo de 22 años, empató el juego. Es un crack el muchacho. Casi anota el cuarto. Y le anularon dos. El primero fue obra de un artista. El Benfica quiere venderlo en ochenta millones de dólares. Al final, Kloop hizo entrar a varios titulares. Y terminó nomas.
Mientras el Villarreal, desnudó las falencias ofensivas de un desconocido Bayern. Si bien, adoptó el cerrojo italiano, desde el vamos. Cual manual sesentero, encontró oro en un contragolpe, a poquísimo del final. Pero esto, no oculta el hecho que el equipo bávaro no se parece en nada al de dos años atrás. En absoluto. El fracaso de Nagelsmann (llamado el Mozart de los entrenadores) es evidente y duele. El Bayern Munich, como todo grande, tiene como meta llegar a la final de la Champions. Y ganarla. Encima, Lewandowsky duda en renovar su contrato. Se vienen las semifinales. ~