Bajó del póster a su ídolo Rafael Nadal, le ganó a Novak Djokovic y conquistó el Masters de Madrid con solo 19 años. Carlitos, como quiere que lo llamen, ha llegado para romper todos los pronósticos del tenis, incomodar al ‘Big Three’ y emocionar a los fanáticos que ven en su juego al próximo número 1 del mundo.
El finalista más joven de la historia del Masters de Madrid, el primero en ganarle de manera consecutiva a Nadal y Djokovic en arcilla y también el de menor edad en tumbarlos en un torneo. El más joven en ganar un ATP 500, el que lleva una racha de cinco victorias sobre Top 10 y el que parece tener el mundo a sus pies. O por lo menos a la altura de su raqueta.
Se llama Carlos Alcaraz, pero dígale Carlitos, aunque ya no sea un niño. Quiere que lo llamen así no para sentirse un junior, cosa que ya no es, sino como un ejercicio de detener el tiempo. Es también una manera de mantener la cercanía con el público que se ha contagiado de ese fuego tenístico que sale de un volcán en erupción.
Con 19 años recién cumplidos, su precocidad dentro del court ha llevado al desborde casi histérico de los fanáticos, que han visto en su irrupción a su nuevo preferido. A este joven que no tiene un peinado de moda, con barba incipiente y que por momentos no puede controlar sus emociones. El mismo que regala puntos imposibles solo posibles en su mundo y que parece tener la mezcla de varios números 1 en su juego.
No se puede hablar del futuro cuando es el presente. Más todavía si es una fuerza de la naturaleza. La Next Gen intentaba tumbar al trío dinámico conformado por Novak Djokovic, Rafael Nadal y Roger Federer, que solo se lo bajaban las lesiones o la vacunación, y vino Alcaraz para golpear la puerta de un raquetazo. No ha ganado un Grand Slam y la pregunta no es cómo sino simplemente cuándo.
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Porque es algo que va a llegar, todavía no sabemos si este 2022 pero las predicciones dicen que está cerca. Alcaraz ha logrado lo que no pudo el espigado Zverev, el frío Medvedev o el griego Tsitsipas. Ni hablemos de Berretini, Shapovalov o Ruud. Ha hecho que los intocables tiemblen. Y que lo hagan con razón. Principalmente porque pueden ver el reflejo de lo que ellos fueron al inicio de sus carreras: una estrella que no tenía techo. No se equivocaron, y los pronósticos dicen lo mismo con Carlitos.
Hace poco más de 360 días, Alcaraz ocupaba el puesto 120 de la ATP, no había ganado títulos. Ahora bordea el top 5 y ya tiene 5 campeonatos encima. Si hay que definirlo con una palabra esa sería descaro. En el buen sentido, obviamente. La energía que trae Alcaraz es solo comparable a la de un huracán. De esos que pasan y se llevan todo. Solo quedan escombros. Así sea Nadal o el número 1 del ranking.
Tumbarse a Nadal, su ídolo
Bajar del poster a alguien puede ser una tarea titánica. Le pasó en Indian Wells, donde ya demostraba la pasta de campeón, pero ese respeto a Nadal se convirtió en un muro invisible. Juan Carlos Ferrero, mejor técnico que tenista incluso -y fue uno muy bueno-, quebró ese vidrio y con un punto a lo Rafa tumbó a su ídolo en cuartos de final del Masters de Madrid. Incluso después de una lesión en pleno partido que tampoco le pudo ganar un game a Alcaraz.
“No tiene que fijarse en mí más, ya es una estrella y está haciendo cosas impresionantes. Él no es un chico normal, como tampoco lo fue Novak, Roger… y supongo que yo”, contaba hace poco Nadal, que parece darle la posta a este portento de talento de 19 años que todo lo hace ver fácil. Todo le sale natural.
Este chico de El Palmar, pueblo en Murcia donde viven poco más de 20 mil personas, desbloqueaba un nuevo nivel: tumbar ídolos. Faltaba uno más: bajarse al número 1. Con Djokovic entrenaron juntos antes del torneo y fue un 6-1 para el serbio. “Me ha metido una paliza”, dijo sincero Carlitos. No pasó lo mismo en la semifinal.
Quebró el primer game, aunque Djokovic se recuperó para ganar el primer set en un tie break marcado por los puntos ganadores. Pero el huracán Alcaraz empezó con más fuerza y velocidad para llevarse todo. Costó, pero el número 1 también estaba fuera de carrera.
En Madrid solo quedaba Alexander Zverev de pie, pero el gigante de casi 2 metros también acabó de rodillas ante el tenis de Carlitos, que con un contundente 6-3 y 6-1 dejó sin chances al bicampeón de este torneo. “Ahora eres el mejor del mundo”, le dice resignado Zverev, un aspirante al cetro del número 1 que ve que sus chances de lograr ahora se alejan todavía más tras su irrupción.
La final la jugó infiltrado por una torcedura de tobillo y uno de sus dedos afectados. Ni las lesiones pueden tumbar a Carlitos, que ha decidido parar para llegar a punto al Roland Garros, terreno divino de Rafa y donde Djokovic buscará alcanzar los 21 Grand Slam. Y claro, donde Alcaraz espera dar otro golpe, el más grande de su carrera.
Las claves de un crecimiento estelar
¿Quién es realmente Carlos Alcaraz? El tenis es parte de una tradición familiar que viene desde el abuelo, socio del Real Sociedad Club de Campo de Murcia, club donde ahora su padre -que llegó a jugar de manera profesional en su país- es el director deportivo. Tener una raqueta en la mano estaba predestinado. Incluso uno de sus hermanos también se viene preparando para alargar la dinastía.
Le han dicho Nadal 2.0 – cuando acababa de nacer, Rafa ya era profesional-, sumado a las coincidencias de las fechas de entrar en el top 10 el mismo día que lo hizo él -25 de abril- y luego de ganar el Conde de Godó, pero en realidad tiene su propio estilo. Ha mejorado su saque, considerado uno de sus puntos débiles, pero ahora es más versátil y más rápido. La musculatura aumentó, parte de una dieta especial donde hay mucho sushi.
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Si Lionel Messi hacía una siesta cuando era niño porque lo ayudaba a crecer -por el tratamiento de hormonas que llevaba-, Alcaraz lo hace porque lo tranquiliza. Y Ferrero, su entrenador, ha trabajado en su cabeza. Le ha explicado la clave de la paciencia en los puntos largos y que su crecimiento lo lleva a ser más estudiado por sus rivales, aunque eso no signifique que tengan éxito o hayan encontrado una receta para tumbarlo.
También trabaja la mente junto a especialistas, clave en un deporte solitario donde está prohibido el coaching y donde hay tantos puntos altos como bajos. “He crecido muchísimo respecto al año pasado, pero sigo siendo Carlitos; pero un poquito más grande. Cuando me llaman Carlos pienso que he hecho algo mal”. Tranquilo Carlitos, nadie piensa que hayas hecho algo mal.
¿Qué estaban haciendo ustedes a los 19 años recién cumplidos? Yo en sexto ciclo de la universidad descifrando mi vida. Él ya se convirtió en el número 1 de la Next Gen, aunque ellos mismos no lo sepan. Y pronto puede ser número 1 de la ATP.
Si David Foster Wallace calificaba ver a Federer en vivo como una experiencia religiosa, de repente llegó el momento de crear otras. El Alcarismo está en ebullición y es una fuerza de la naturaleza. ~