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El campeón inimaginable

El Eintracht Frankfurt hizo historia este año al ganar la Europa League en una emocionante final ante el Rangers que se decidió por penales. El publicista y escritor Carlos Rojas Olivos expone la pasión que genera el club alemán a partir de las experiencias que vivió durante su estancia en el puerto.  

La primera vez que me topé con la hinchada del Eintracht Frankfurt fue en el 2001 en la plaza Römer ubicada en el centro de la ciudad. Más o menos unas veinte mil personas bajo el sol de finales de mayo esperando una rocambolesca combinación de resultados para volver a la Bundesliga de donde habían bajado el año anterior.  No se les dio y estuvieron condenados a jugar una temporada más en segunda.

Para la siguiente temporada, ya con el doble de gente y yo con la camiseta, esperábamos ganar por la mayor cantidad de goles posibles en la última fecha. Si no lo hacíamos nos quedábamos otro año más en segunda y subía el Mainz de un joven entrenador que estaría llamado a cambiar el fútbol alemán: Jürgen Klopp.

Hasta el minuto 88, el Mainz acariciaba la Bundesliga por primera vez en su historia gracias a la diferencia de un gol a favor. Ni el gol del Eintracht en el minuto 89, con el que empató la diferencia de goles, le daba la posibilidad de subir —los de Klopp habían marcado más goles durante el campeonato y su partido acabó con un 4 a 1 cerrando un campañón—.

Hasta que sucedió el milagro: en el minuto 93 el Eintracht hace el gol que lo mete de nuevo en la Bundesliga, 6 a 3 final a favor. La gente se volvió loca y esa ciudad tranquila de personas en su mayoría en terno o comedida, se convirtió en una locura donde muchos lloraban, volaban las cervezas y se oía un griterío descomunal. Unvorstellbar, unvorstellbar, decía desaforadamente el narrador en la pantalla gigante. Esa palabra es lo que más recuerdo de ese día, no sé quién hizo el gol del triunfo pero el Unvorstellbar siempre lo tengo en mente con su traducción: Inimaginable.

LA DIVA DEL HUMOR CAMBIANTE

El Eintracht Frankfurt tiene esas cosas. Está hecho para grandes noches futbolísticas donde es capaz de tumbarse al Bayern de Múnich más pintado en una final de Copa o a un Barcelona que viene de golear al Real Madrid y es el favorito para llevarse la Liga de Europa, pero también tiene la capacidad de perder con el colero del campeonato local cuando se juega algo importante. Su apodo no es casualidad, ‘la Diva de humor cambiante’, a la que este año le tocó sonreír con su segundo título europeo en una temporada que no pintaba para grandes cosas.

Con una Bundesliga cada vez más imposible de pelear debido al dominio absoluto del Bayern, y con pocas chances de entrar en la Champions como viene ocurriendo años tras año, esta vez  sus fichas estuvieron es esta competición europea que había ganado hace más de 40 años. En 1980 derrotó a otro equipo alemán que estaba en su época dorada: el Borussia Mönchengladbach, en el que asomaba un tal Lothar Matthäus.

Nadie sospechaba que esta sesión terminaría llevándose este campeonato un equipo poco acostumbrado a brillar en el Viejo Continente, sobre todo en una competición que en los últimos años parecía exclusividad de clubes españoles. Y menos aún si le hubieran dicho que para conseguir el título tendría que dejar fuera al Barcelona de Xavi. Finalmente, 18 de mayo pasado, logró levantar la copa tras ganarle al Rangers FC en una infartante definición por penales, tras haber empatado 1 a 1.

Dos títulos internacionales y solo una Bundesliga en su palmarés saben a poco para el equipo de la ciudad considerada la capital económica y financiera de la Unión Europea. Pero, así como sus fans que nunca pierden la fe, el equipo campeonó en Europa sin perder un solo partido, todo un logro, o milagro, teniendo en cuenta que muchos de sus rivales lo superan en presupuesto o en estrellas de renombre internacional. Una desventaja que se empareja con algo que los demás tienen difícil superar que es en la hinchada, la cual llenó su estadio en todos los partidos de la Liga de la Uefa, cosa que no es novedad ya que esa fidelidad y expectativa, a pesar de lo cambiante de sus resultados, se repite fecha a fecha también en la Bundesliga. E incluso cuando le ha tocado jugar en segunda división, para los simpatizantes del Eintracht la fidelidad no se pone en duda, así la Diva esté malhumorada.

UN EQUIPO DE HINCHADA FIEL Y MULTICULTURAL

Si bien Frankfurt am Main no es una de las ciudades más extensas o pobladas de Alemania, sí es una de las más internacionales ya que en ella habitan ciudadanos de todas partes del mundoy una de las ciudades europeas donde la convivencia entre diferentes culturas suele darse de manera más natural. Situada en el centro de Alemania, Fráncfort del Meno (como se le denomina en español) es la ciudad sede de diversas empresas, instituciones o bancos internacionales, por lo que tiene un flujo importante de extranjeros durante cualquier época del año, mucho de los cuales se quedan a vivir por la comodidad y estabilidad laboral que existe en la ciudad, siempre ubicada entre los primeros puestos de las ciudades con mejor calidad de vida en el mundo.

Así que no es casualidad que estos nuevos habitantes se unan a los locales y adopten al Eintracht Frankfurt como su equipo, así como lo hice yo. Lo variopinto de su hinchada da a entender que es, sin discusión, el equipo de todos y que eso no se discute. Y ese sentimiento hacia la Diva se ha forjado en toda la ciudad y alrededores a pesar de no tener los pergaminos del Bayern Múnich o la cobertura mediática que tienen otros clubes como el Borussia Dortmund o el Schalke 04. Con sus colores en bares, restaurantes o centros comerciales nadie pone en duda que ‘Las Águilas’, como también se les conoce, sean una figura representativa más de la ciudad presente en suvenires, murales o postales al lado de su famoso Skyline, el Vino de manzana o del propio Goethe, hijo ilustre de los francforteses.

Su plantilla tampoco es ajena a esta multiculturalidad, diecinueve nacionalidades en el equipo actual con jugadores de los cinco continentes. En su momento un peruano estuvo en sus filas durante cuatro temporadas, Carlos Zambrano jugó más de cien partidos en el equipo y varias veces fue capitán. ‘El Kaiser’ dejó huella en la defensa rojonegra y también celebró en sus redes sociales el título de la Uefa Europa League con una frase típica de la hinchada: una vez Águila, siempre Águila.

Esta vez los referentes fueron un colombiano y un japonés con goles decisivos en la copa y la ciudad volvió a hacer una fiesta como en aquella fecha que volvimos a la Bundesliga. La final me tocó verla de lejos pero siempre con esa expectativa y ansias a pesar de la distancia, el cambio de horario y todas las reuniones o pendientes que se juntaron ese día, y obviamente esperando el milagro de ‘la Diva’ con esa palabra que siempre que juega el Eintracht me da vueltas en la cabeza: Unvorstellbar, unvorstellbar, inimaginable. ~

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