La Federación Peruana de Fútbol nos ha dado una nueva desilusión al no conseguir la renovación de Ricardo Gareca. Nuestro columnista Pedro Ortiz Bisso responsabiliza a Agustín Lozano del fracaso en las negociaciones y considera que nunca tuvo un real interés en mantener en el cargo al técnico que nos llevó a dos repechajes seguidos.
Creer que el verdadero plan de Agustín Lozano era alcanzar un acuerdo con Ricardo Gareca parece un acto de ingenuidad suprema. En los días previos a las conversaciones sostenidas en Buenos Aires, esa versión fue convenientemente filtrada —y luego hecha explícita — desde la Videna con el afán de construir una narrativa en la que la Federación Peruana de Fútbol apareciera dispuesta a usar todos los recursos que tuviera a mano para retener al estratega argentino.
“No hemos pensado en Sebastián Beccacece ni en nadie más. Solo hemos pensado en la continuidad de Ricardo Gareca”, declaró el directivo en “Fútbol como cancha” el último lunes.
En esa misma entrevista, dijo que harían una propuesta “muy importante” al argentino y que su presencia en la comitiva viajera era necesaria para el cierre del acuerdo. ¿Pero qué tan importante puede ser una oferta de ampliación de contrato si esta contempla un recorte de sueldo del orden del 40%? ¿Qué real interés puede haber en extender un vínculo si la negociación es encargada a dos dirigentes de segundo orden? ¿Para qué viajó Lozano a Buenos Aires si, de acuerdo con diversos testimonios, nunca se reunió con Gareca e incluso evitó todo contacto con el representante del entrenador?
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Aunque una versión señala que el plan del presidente de la federación era aparecer al final y asumir el papel de “salvador” de la continuidad del ‘Tigre’, tal encuentro nunca se produjo. El técnico, según ha trascendido, se encuentra muy enfadado por el trato recibido y no existe posibilidad alguna de que cambie de opinión.
NO HUBO INTERÉS REAL
Lozano es un dirigente experimentado. Es, además, un político curtido (fue alcalde de Chongoyape por APP, partido el que se encuentra inscrito desde el 2013). Su participación en el caso de la reventa de entradas de la eliminatoria anterior aceleró su acercamiento con los principales directivos de Conmebol, de ahí que solo lo sancionaran con un suave ‘tas tas’ que no le dejó rasguño alguno. Los invitados que llevó en el avión a Doha confirman sus afanes clientelistas. Sabe qué terreno pisa. No da puntada sin hilo. Mi impresión es que hemos sido testigos de una performance muy rudimentaria —pueril, mamarrachienta— en la que se quiso mostrar un interés que no existió nunca.
En una columna publicada en El Comercio hace unas semanas señalé que más importante que la continuidad de Gareca, era iniciar la aplicación de una política de reformas que condujeran a una profunda reestructuración del fútbol peruano. El argentino ha sido un laburante desde la precariedad, un recursero experto que sacó petróleo de donde no había. En siete años, consiguió meternos a un Mundial, alcanzar tres semifinales de la Copa América y un subcampeonato continental. Pero la naranja de tanto exprimirla se había quedado sin jugo —por algo Australia clasificó a Qatar — y volver a hacer magia era más difícil que convencer a Guerrero de vestirse de blanquiazul.
SIN CONTRAPESOS PARA LA REFORMA
No obstante, la presencia de Gareca era importante porque hubiera sido un contrapeso al poder de Lozano. Y le habría dado validez a las decisiones que se hubieran adoptado. La resistencia podría haber sido neutralizada con mayor facilidad.
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¿Pero cómo ejecutar ahora alguna reforma real cuando el principal defensor del estatus quo sigue al mando de la federación? ¿Alguien en su sano juicio cree que será capaz de trompearse para formalizar los clubes, pisar los callos de las departamentales o ceder un poquito del inmenso poder que ha acumulado en estos años?
Un fútbol tan desinstitucionalizado como el nuestro siempre está en la búsqueda de un Mesías. Gareca ha sido el último. Y como suele suceder, quienes en su momento lo alabaron al extremo, hoy lo echan por la puerta falsa como si hubiera sido un extraño cualquiera.
Y volverá a pasar porque, venga quien venga, sea un técnico de experiencia o uno de dos por medio, quien lo esperará será el mismo de siempre. Estará ahí, engominado y sonriente, dispuesto a respaldarlo hasta que le convenga: Agustín Lozano, la encarnación de todo lo que hay que cambiar en nuestro planeta fútbol. El hombre que no quiere irse. ~
Ni el entrenador Argentino cobraba como cobro Gareca, no dejo jugadores jóvenes para el futuro de la selección, solamente buscaba la misma selección, ni quería hacer cambio de jugadores cuando jugaban, y para acabar hizo mal planteamiento de juego contra Australia, por esos y muchas cosas más era necesario realizar cambio de entrenador y cambio en el fútbol interno de nuestro país, equipo q supuestamente son mejores en nuestro campeonato y en partidos internacionales son mediocres son goleados, hay mucho q mejorar y hizo debemos pedir …….
Como siempre la FPF, se ha caracterizado por albergar a dirigentes corruptos, que no miran el interés general sino el particular, con antecedentes agiotistas y de malas costumbres que al aficionado del fútbol y al deporte nacional lo dejan sin pena ni gloria. Dios quiera que nos cambien estos malos dirigentes que lo único que hacen es empobrecer el nivel profesional del fútbol peruano. ¡ Hasta cuando estaremos así, tengo 72 años de edad y el fútbol no ha cambiado nada. ¡ todo sigue igual !
Totalmente de acuerdo , el señor Lozano , es la ercarnacion de la corrupcion y la informalidad , solo le interesa sus beneficios personles , oscuros y corruptos.
Excelente opinión todos a excepción de ayayeros q se esconden o miran de reojo para ver q pasa en la calle.te felicitó una verdadera opinión de desenmascarar a un piojo q ta allí sentado buscando como delinquir.como todo delincuente.