Tras conocerse que la FIFA mantendrá la sanción de 30 días a Paolo Guerrero y que, por lo tanto, se perderá la vuelta ante Nueva Zelanda en Lima, los psicoanalistas y psicólogos deportivos son optimistas: contamos con los jugadores para asumir el liderazgo de un país que en Wellington se pondrá el alma. Que sea la victoria nuestra gratitud.
No es este un equipo sin cabezas. Aun sin Paolo Guerrero, la más visible y cotizada. No es Paolo el único guerrero. Incluso siendo literales.
Pedro Gallese luchó contra un dedo roto. Aldo Corzo contra sus carencias. Alberto Rodríguez contra sus lesiones. Christian Ramos contra el racismo. Yoshimar Yotún se fajó en el barrio Centenario del Callao; ‘Oreja’ Flores, en Collique. Christian Cueva en Huamachuco. Miguel Trauco en Tarapoto. Y Farfán…Farfán lucha contra sí mismo. En el eclipse de su carrera, persigue los últimos rayos.
Sin Paolo seguimos siendo un equipo. Si nos plegamos a las estadísticas, nos mantenemos invictos sin él: ganamos el único partido que no jugó por acumulación de amarillas ante Bolivia, en el Monumental. Si somos estrictos, por poco nos empatan en el último minuto. Pese al susto, no perdimos. Aunque con rastros de fortuna, un aprendizaje que curte y tiempla.
“Es un colectivo que ha mostrado rebeldía y una cara muy madura de visita y local, con hinchadas a favor y en contra”, dice Franco Ascenzo (30), psicólogo de las divisiones formativas de Sporting Cristal desde hace cinco años.
Manuel Saravia (47), director del Instituto Gestalt de Lima, agrega: “Decir que son guerreros es resignificar la tragedia. El duelo por la ausencia del capitán ya pasó. Un jugador, por más valioso que sea, solo es un jugador. No pensar así sería desmerecerlos. Y nadie les ha regalado nada”.
“Al margen de las especulaciones, el equipo debe estar unido no solo para ganar los partidos sino para dedicárselos al líder”, sostiene Julio César Peche (66), psicólogo deportivo de Sporting Cristal, observando las otras caras del prisma.
¿Qué tipo de liderazgo ha ejercido Paolo todo este tiempo? De muchas palabras no es. Su timidez es conocida. Paolo se comunica con gestos. Pecha a sus defensores. Hace aspavientos cuando lo golpean. Celebra rabioso cuando el estadio calla.
Si bien todo indica de que por veteranía Alberto Rodríguez llevará en su bícep la cinta de capitán esta noche, Peche considera que Renato Tapia, once años menor que el ‘Mudo’, actuará como tal dentro del campo. “Rodríguez podrá quitar un balón y dar un buen pase, pero se necesita más para empujar al equipo. A Tapia, en cambio, lo acompañan la voz y los gestos”.
En ese sentido, Manuel Saravia separa la capitanía en dos categorías: técnica y emotiva. “El chico Tapia posee las condiciones, pero no olvidemos los kilómetros de Jefferson Farfán. Recordemos, además, que ocupará el lugar de Paolo, que es como su hermano. Más que pesarle, esa lealtad será una catapulta”.
Un líder no solo aprieta al árbitro, separa a los compañeros en una pelea o le reclama ‘premios’ a los dirigentes. Un verdadero líder, sobre todo, prepara a los demás para cuando no esté.
Leopoldo Caravedo, psicoanalista de la selección peruana, en 1993, durante el proceso del yugoslavo Vladimir Popovic, anota las razones por las que este grupo es más sólido que aquel capitaneado por Juan Reynoso.
“El Perú estaba fragmentado. Además, los chicos de Alianza Lima que murieron en el Fokker estaban destinados a ocupar la selección. Carecíamos de roce. ‘Chemo’ Del Solar era el único que jugaba en el extranjero. Por otra parte, el hecho de que la selección la integren jugadores que no compiten entre sí facilita el acercamiento y la identificación. En esa época todos eran de la ‘U’, Alianza y Cristal. Hoy, en cambio, ha surgido una cosa muy patriótica. Un espíritu de cuerpo”.
No somos un equipo sin cabeza. Somos un equipo a secas. Seámoslo hoy y siempre.