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Perú y Bolivia, países con una historia en común, se vuelven a enfrentar en la eliminatoria.

Cuando los hermanos se enfrentan

Bolivia y Perú tienen una historia en común que genera vínculos estrechos entre las naciones. Sin embargo, pese a los lazos filiales, la escuadra verde ha sabido ser el verdugo de la blanquirroja en varias oportunidades. El ex presidente boliviano Carlos Mesa realiza una revisión histórica que explica el ambiente que se vive en dichos encuentros.

Corría 1953, se disputaba la Copa América en Lima. Era el día de la inauguración del Estadio Nacional de Lima. Perú, el anfitrión, quería una gran fiesta a costa de Bolivia en lo que sería el partido de apertura del campeonato. Pero, contra todo pronóstico, el marcador no se movió a lo largo de casi todo el partido a pesar de los insistentes ataques albirrojos.

Inesperadamente, en el minuto cuarenta del segundo tiempo, Baruch cedió un córner a favor de Bolivia. Cobró el tiro de esquina el puntero derecho de los blancos  (por entonces, ese era el color de la camiseta de Bolivia) Víctor Brown. El centro fue medido para Víctor Agustín Ugarte, una de las figuras mayores de toda la historia del fútbol boliviano. El remate del ‘Maestro’ choca en el defensor peruano Calderón, desvía su curso y provoca que entre en el arco defendido por Asca. Silencio electrizado en un campo lleno de bote a bote. Perú perdió el partido y Ugarte inscribió su nombre en el historial del flamante estadio limeño. Fue además el primer triunfo de la selección boliviana enfrentando al país dueño de casa en una Copa América.

Ese episodio fue quizás el que liga con más intensidad en el recuerdo -por lo menos de los bolivianos- la rivalidad entre Bolivia y Perú. Sin embargo, el tiempo, ha ido borrando el sentimiento particular de que esa confrontación sea especialmente sensible para las hinchadas de cualquiera de los dos países.

Todos sabemos cuán cerca estamos bolivianos y peruanos por una historia común. La conexión existe desde tiempos inmemoriales gracias a culturas que florecieron hace milenios, especificamente en el área que hoy marcan Arequipa y Cusco en Perú, el lago Titicaca de frontera compartida y La Paz-El Alto en Bolivia. Basta recordar la interconexión estrecha entre Tiwanaku y Wari, o la expansión inca que abarcó buena parte del territorio de ambas naciones, o el virreinato del Perú que incluía a la Audiencia de Charcas, hoy Bolivia, o los levantamientos indígenas de 1780 y 1781. Asimismo, en tiempos republicanos -cómo olvidarlo- el gran prócer Andrés Santa Cruz Calahumana forjó la Confederación Perú-boliviana que se fundó en tres estados: Nor Perú, Sur Perú y Bolivia. El más grande esfuerzo integrador de los últimos dos siglos.

Ese vículo binacional tiene además hoy una referencia étnica y lingüística (quechua y aymara) en las dos naciones, cuyo peso e importancia no pueden olvidar las dos sociedades multiétnicas y pluriculturales. Sin embargo, por alguna razón, nos miramos de reojo y con cierta desconfianza.

Incluso a la mítica selección que nos clasificó a México 70 no le fue bien en la Paz. Perdimos 2 a 1 con un autogol de una leyenda de nuestra zaga, el gran Héctor Chumpitaz. ARCHIVO HISTÓRICO DE EL COMERCIO.

Si apelamos a la memoria el primer encuentro entre las dos selecciones se jugó en 1927 en Lima con victoria peruana por un estrecho 3 a 2. Pero desde el episodio de 1953, los bolivianos tuvimos que esperar a 1969 para citar un juego inolvidable… “¡Chumpitaz, negro bandido, el golazo que has metido…!” cantó la hinchada boliviana ante el desafortunado autogol de una de las glorias del fútbol peruano que sello el 2 a 1 final a favor de Bolivia en La Paz en las eliminatorias para México 70. A Bolivia no le alcanzaría. ‘Cachito’ Ramírez, el héroe de la Bombonera, clasificó a Perú al mundial con dos goles que le dieron el empate con Argentina. Fue, a mi criterio, el mejor equipo albirrojo de la historia, a despecho del equipo de Lolo Fernández de los años 30 y del que disputó el mundial del 78. Baste recordar del equipo que jugaría un brillante mundial en México 70 a Rubiños, Chumpitaz, Mifflin, Challe, Baylón, León, Cubillas o Gallardo.

En las Eliminatorias de 1989 le ganamos al Perú en La Paz y en Lima por el mismo marcador, 2 a 1, capitaneados por otro grande de todos los tiempos, Erwin ‘Chichi’ Romero. Despuntaba ya parte de la mejor generación boliviana de todos los tiempos.  Trucco, Cristaldo, Soria, Borja, Melgar, Sánchez, Ramallo y Peña fueron algunos de los nombres de esa escuadra.

Queda para la estadística el hecho de que Perú no le ha podido ganar nunca un partido a Bolivia en La Paz. Solo queda en el registro estadístico el encuentro por las eliminatorias de 2016 que Perú perdió en cancha por 2 a 0, pero que por mala habilitación del jugador nacionalizado Nelson Cabrera, se le dio por ganado.

Cuando Perú juega en el estadio Hernando Siles cuenta con una hinchada tan nutrida, que en el partido por las eliminatorias para Catar, no exageramos si decimos que la hinchada albirroja era tan grande o más que la propia hinchada boliviana. La importante colonia del hermano país en la ciudad de El Alto y la cercanía de La Paz a la frontera sur peruana, mueve a muchísimos nacionales del Perú al principal campo deportivo boliviano cuando juega su selección. Esa situación no es equivalente cuando Perú juega en Lima.

Unidos en la derrota

No obstante hay que reconocer que como consecuencia de la caída de nivel de ambas selecciones –guardando la evidencia de que históricamente Perú ha sido más que Bolivia–, un partido entre albirrojos y verdes ya no despierta un peculiar, expectante o tenso clima futbolístico.

Ambas selecciones transitan hoy un camino de de pocas rosas y muchas espinas, con un fútbol inseguro y de debatible nivel (mas sorprendentes en el caso de Perú que tiene jugadores compitiendo en equipos de primer nivel en el mundo) con resultados poco alentadores. El marcador final del partido que viene será, por ahora, el de un cambio de posiciones en el fondo de la tabla clasificatoria al mundial aunque, como dice Ricardo Gareca: “mientras los números nos den, nada está cerrado”.

Si el fútbol acerca, o define, o desata pasiones, Chile es un rival más enconado y emblemático tanto para Perú como lo es para Bolivia. A fin de cuentas los viejos aliados de la guerra del Pacífico mantienen un amargo recuerdo que se trata de endulzar -no siempre con éxito- en lo deportivo. Mientras tanto, ambas selecciones y ambas naciones tienen mucho que hacer para que un Perú-Bolivia sea más competitivo y para que la idea de miradas compartidas recupere su hondo sentido, despojada de prejuicios o de sesgos ideológicos equívocos.

Pachacuti Inca Yupanqui, Túpac Amaru y Túpac Katari, Andrés Santa Cruz, Miguel Grau y Eduardo Avaroa nos miran en lontananza en la construcción y en el ideal integrador. En tanto bolivianos y peruanos no acabamos de aprovechar todavía esos lazos indisolubles para construir el futuro común.

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