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Alianza Lima y su rodillo asiático

Tradicionalmente se ha vinculado al Alianza Lima con la herencia afroperuana; sin embargo, el poeta y estudioso de la cultura asiática Diego Sánchez Barrueto rescata los vínculos históricos de las comunidades nikkei y tusán con el equipo del pueblo. Koochoi o Arakaki son algunos de los apellidos que han dejado su marca en el club

Alianza Lima, un club ampliamente vinculado con los afroperuanos, que tiene como ídolos a jugadores de la talla de Alejandro Villanueva, Alberto Montellanos, Cornelio Heredia, Pedro “Perico” León y Teófilo Cubillas, también ha tenido en sus filas a muchos hijos y nietos de chinos y japoneses. Estos jugadores lograron no solo destacar, sino, forjar una historia sólida a lo largo de los 120 años de vida institucional del club victoriano. Entre ellos, quizá la máxima estrella de raíces asiáticas sea Jorge Koochoi Sarmiento, un verdadero crack del balompié nacional. Para muestra un cántico:

Te extrañaremos en el estadio,

porque en el cielo ahí estarás…

con Villanueva y Montellanos,

Koochoi Sarmiento y muchos más…

(“Mamita Rosa de Alianza Lima”, de Panchito Jiménez)

En el Perú tenemos la suerte de tener dentro de la composición de la identidad nacional, a las comunidades tusán y nikkei, de larga presencia como agentes transformadores de nuestra historia. Recordemos que los primeros ciudadanos chinos llegaron al país en 1849 y sus pares japoneses, en 1899, gente humilde y trabajadora que se instaló principalmente en la costa. Infinidad de personalidades de la política, el arte, la ciencia y el deporte peruano han manifestado su orgullo por su ascendencia asiática, pero esta, que es una cualidad que indudablemente enriquece a nuestra nación, suele ser mirada bajo del hombro, hasta es vilipendiada con tintes xenofóbicos, haciendo burla de sus rasgos fenotípicos y tergiversando o mezclando sus aportes culturales. 

Durante los últimos meses, una serie de actos racistas ocurridos en nuestro país ha vuelto a poner sobre el tapete el tema de la discriminación a las comunidades tusán y nikkei. Desde las acusaciones contra los ciudadanos chinos y sus descendientes de ser responsables de la pandemia del Covid-19, pasando por la exacerbación de los insultos en medio de la última campaña política contra los candidatos con fisionomía asiática, hasta la normalización en los programas “humorísticos” de la ridiculización de los rasgos fenotípicos de chinos, coreanos y japoneses (con el propósito de confundirlos a todos, además), son ejemplos de ello. 

Evidentemente, este tema también pasa por lo deportivo. El uso de estereotipos para calificar a los descendientes de chinos y japoneses en el Perú ha sido una constante, muchas veces resaltando su entrega y seriedad, pero otras para desairar su técnica y fortaleza física. Es claro, estas no son características concretas o reales, sino, el producto de muchos años de racismo silenciado por quienes manejan los cánones de lo que deportivamente es bueno o malo. 

El futbolista de ascendencia china Jorge Koochoi Sarmiento (hincado en esquina derecha) fue figura de uno los planteles más laureados de Alianza Lima. ARCHIVO ALIANZA LIMA

Pero lo más paradójico del asunto es que, si hablamos de aportes reales en el fútbol, por ejemplo, para centrarnos en la historia del club con más arraigo popular del país, tenemos que hablar del legado de los jugadores que militaron en Alianza Lima y que llenaron de orgullo a sus hinchas. El equipo íntimo, principalmente relacionado con los afrodescendientes, tuvo en sus filas, en diferentes momentos, a jugadores de origen tusán y nikkei que dieron la hora y afianzaron la idea que el club victoriano es realmente de todas las sangres. Hagamos un breve repaso por estos futbolistas. 

TUSANES ENTRE LOS FUNDADORES

En principio, hay una enorme figura, un ídolo, que resalta en la historia del club aliancista y que tuvo ascendencia china: Jorge Koochoi Sarmiento, quien jugó con la blanquiazul los años 1918, 1919, 1927, 1928, 1931, 1932, 1933 y 1934, y que levantó ocho veces la copa nacional, llegando a ser capitán del equipo y un referente dentro y fuera de las canchas. Koochoi, además fue uno de los jugadores que vistió la divisa del Perú en el recordado primer campeonato mundial de fútbol de Uruguay 1930 y quien, a su retiro como deportista, fue entrenador de Alianza Lima en la legendaria gira por a Chile en 1935, en donde el equipo del pueblo alcanzó el apelativo de ‘Rodillo Negro’ No pocos palmarés para una figura que solo algunos recuerdan –fuera de los aliancistas— y que padeció, como otros jugadores, el maltrato por parte de los medios de prensa, que acentuaban sus rasgos chinos para burlarse. Lamentablemente, una tendencia que sigue siendo actual. 

Un mural de Matute está dedicado a Koochoi, el puntero que ganó ocho títulos con la camiseta blanquiazul en tres diferentes décadas. DIEGO SÁNCHEZ.

Pero antes, incluso desde sus inicios, el club aliancista tuvo entre sus fundadores a tusanes, como los hermanos Eleodoro y Augusto Cucalón (hijos de un inmigrante cantonés de nombre Ku Ka Long), que con tan solo dieciséis y diecisiete años fueron parte del grupo de amigos que dieron a luz a la institución. 

Más adelante, en la década de los cuarenta, alternaría en el primer equipo de La Victoria el ‘chino’ Juan Chang, mediocampista de participación discreta y que tuvo que pasar al retiro por una lesión. Otro jugador tusán, que fue grone de corazón, fue Mariano Loo, quien pasó de jugar de las pampas de Huarmey a Alianza Lima, en donde debutó en primera en la década del sesenta. 

Rodrigo P.  Campos, director del Centro Cultural Digital Tusanaje-秘从中来,afirma que si bien “se ha estudiado cómo los espacios de trabajo permitieron a los chinos y tusanes integrarse y vencer (o acallar) los prejuicios que venían de la época del higienismo y el racismo científico en la sociedad peruana, poco se ha hablado todavía de cómo la participación en espacios deportivos y artísticos también han sido un factor importante para consumar la integración a la peruanidad (aunque todavía no en el discurso oficial)”. En ese sentido, sentencia que “la presencia de tusanes en Alianza Lima, el equipo popular de arraigo nacional del deporte de pasiones en el Perú, fue crucial para que los peruanos y los tusanes compartan ídolos. Un tusán podía representar y ser amado por todos los peruanos.” 

NIKKEIS QUE DEJARON HUELLA

Junto a las figuras tusanes, también hay que mencionar a los jugadores de origen nikkei que destacaron en el club íntimo. Entre los primeros se puede mencionar a Andrés Hiraoka, lateral izquierdo que vistió la casaquilla blanquiazul en la década del cincuenta. Otro que destacó un poco más tarde, en la década del sesenta, fue el centro delantero Juan Nakajata, que fue campeón en 1962, 1963 y 1965, y a quien se le recuerda por su fuerte pegada al balón. 

En la difícil década de los noventas, por el equipo pasaron Roberto Miyahira y Ricardo Agena, durante la campaña de 1993. Pero a quien se recuerda más es a Jerry Tamashiro, quien fue campeón en 1997 y que forjó una amistad muy buena con el entrenador aliancista de ese entonces, el colombiano Jorge Luis Pinto, con quien trabajó en la selección de Emiratos Árabes Unidos. 

Al final de los noventas, pasaron fugazmente por el club Omar Moromisato, en 1998, y Marko Okuma y César Goya, ambos durante el 2000. Pero la figura de ese entonces, definitivamente, fue Ernesto Arakaki, un nikkei que jugó por Alianza entre los años 2000 y 2008, siendo cuatro veces campeón nacional durante la primera década del siglo XXI –en 2001, 2003, 2004 y 2006– y que llevó la cinta de capitán del equipo entre el 2004 y 2008. También tuvo un excelente paso como profesor y directivo de las divisiones menores del club, es decir, un crack en todo sentido. 

https://twitter.com/clubaloficial/status/874697508181639169
El nikkei Ernesto Arakaki fue campeón con Alianza en cuatro ocasiones.

Así mismo hay que resaltar la participación en el club de los hermanos Aparicio Mori, una familia cien por ciento blanquiazul: Kohji, el mayor, jugó durante los años 2001, 2002, 2005, 2008, 2009, 2010 y 2011 (siendo campeón en el 2001); y Koichi, que vistió la blanquiazul del 2011 al 2016. De igual forma, en años recientes hay que mencionar a los hermanos Matzuda Gusukuda: Mauricio, que debutó con el equipo en el 2018, llenando los ojos de la hinchada con su valentía y juego rápido, pero que tuvo poca alternancia en el 2019 y se fue en préstamo para regresar al club este año 2021; y Marcelo, que forma parte del plantel de este año, pero que todavía no debuta profesionalmente. 

Yuri Sakata, subdirectora del Departamento de Cultura de la Asociación Peruano Japonesa, apunta que “por algún motivo, la historia de la comunidad nikkei peruana es poco conocida. Sin embargo, es innegable que la inmigración japonesa es un evento clave en la transformación de diferentes zonas del Perú, en especial Lima. Ya desde inicios del siglo XX, el Cancionero de Lima –aunque desde una mirada exotizante– daba cuenta de la fuerte presencia del inmigrante japonés en la cotidianidad de la capital. De este modo, se podría decir que la cultura popular no ha sido ajena a la presencia del nikkei.” Por eso, ella destaca que el fútbol y el club Alianza Lima han servido de vaso comunicante y que este fenómeno “no solo es una forma de visibilizar el aporte de la comunidad nikkei, sino es una manera de legitimar su presencia, de reconocerla como un importante componente de la identidad peruana”.

Sin ninguna duda a 120 años de su fundación, la historia de Alianza Lima, como representación del sentimiento popular peruano, ha bebido honrosamente de los aportes de infinidad de deportistas de distintas comunidades, más allá de las que comúnmente se resaltan. Por eso la presencia de tusanes y nikkeis ha logrado ejemplificar la importancia de su rol en la construcción no solo de la identidad aliancista, sino también de la nacional. ~

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