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Lo que callamos de Gareca

Ricardo Gareca es un orador que conectó con el pueblo peruano pero que también, como los políticos, está lleno de contradicciones. “Hay que dejar a la gente hacer su vida”, decía el ‘Tigre’ consultado sobre la fiesta de Guerrero en plena pandemia. Miró a un lado cuando su club era financiado por un cártel, apoyó una marcha contra el aborto y respaldó a presidentes de la FPF cuestionados. ¿Un técnico exitoso también puede ser políticamente incorrecto?

En un mundo como el actual, los debates sobre temas públicos y privados son parte de todos los ámbitos y el deporte no es la excepción. La última fiesta de Paolo Guerrero generó polémica. ¿Se le debía sancionar?, ¿fue correcto hacer la fiesta? La reciente exposición pública de Novak Djokovic, por ejemplo, no estuvo vinculada solo al tenis sino a su cuestionable actitud y comportamiento frente a la pandemia y las vacunas. 

Las posturas de las personas ligadas al deporte generan interés, discusión, debate, aunque muchas veces se plantee que se trata de un espacio inmaculado que no debe verse, jamás de los jamases, vinculado con lo político. Un exponente de esta postura es el director técnico de la selección peruana, Ricardo Gareca, pero ¿realmente tiene una mirada apolítica o es un tigre que calcula cuándo ser visible y cuándo no?

LA EXPERIENCIA COLOMBIANA

La carrera futbolística del DT es bastante conocida. Ha jugado en varios países entre los que destacan Argentina y Colombia. Desde 1985 fue parte importante del América de Cali con el que obtuvo importantes triunfos. En ese entonces, el país cafetero sufría las consecuencias de la influencia del narcotráfico que se implantó en diversos aspectos de la vida pública. Como se menciona en el diario El Heraldo de Barranquilla, “en Colombia el primero en hablar de ‘dineros calientes’ en el fútbol rentado fue el entonces ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla, asesinado el 30 de abril de 1984 en Bogotá por el cartel de Medellín de Pablo Escobar”. El político colombiano denunció que diversos equipos (América de Cali, Santa Fe, Millonarios, Atlético Nacional, entre otros) estaban en poder de los cárteles que lavaban dinero a través del deporte. 

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El América estuvo en poder de los hermanos Rodríguez, líderes del cartel de Cali, en las décadas del 80 y 90. En estos años, los diablos obtuvieron reconocimiento nacional e internacional. Según se sabe, primero se intentó comprar el Deportivo de Cali, pero los directivos no lo aceptaron. “No pasó lo mismo con el club rojo, que a la fecha no había logrado un solo título, pero era inmensamente popular. En 1980 los narcos pasaron a ser los accionistas mayoritarios”, se cuenta en un informe de Infobae. Gareca jugó durante esos años en aquel equipo e incluso se afirma que Pablo Escobar, financista del archirrival Atlético Nacional, quiso su cabeza. El ‘Tigre’, sin embargo, afirmó, en una entrevista para ESPN, no haber tenido “conocimiento” del tema sino hasta su regreso a Argentina en 1989. “Cuando yo me vengo estalla el problema de los cárteles. Mientras yo estaba eran rivalidades, cada cártel tenía un equipo y eso es lo único de lo que yo tenía conocimiento”, recoge una nota del diario La Razón. A veces es mejor mirar a otro lado. O no mirar.

DE OVIEDO A LOZANO

El paso de Gareca por la selección será recordado por el retorno de Perú a los mundiales. La alegría vivida en noviembre del 2017 al clasificar a Rusia será transmitida de generación en generación y en el relato siempre habrá un espacio para el artífice, el admirado, el líder, el santo, el intocable Ricardo Gareca. El DT de pocas palabras, caminar pausado y mirada crítica. El argentino que nos quitó un Mundial y nos regaló otro. Ese agradecimiento nos conmueve y no nos permite mirar un poquito más allá. ¿Podemos tener una actitud crítica ante la FPF y sus cabezas? ¿Podemos cuestionar a quiénes contrataron a Gareca? Finalmente se trata de una institución que pese a tener un manejo privado tiene gran alcance público al representar al país. ¿O no es así?

Como sabemos, en el 2015, el argentino fue nombrado como el nuevo director técnico de la selección. En ese momento el presidente de la FPF era Edwin Oviedo, quien también alcanzó la cúspide de la popularidad con la clasificación a Rusia 2018. Sin embargo, este personaje pasó de la gloria a la oscuridad. Actualmente es investigado por presumiblemente ser la cabeza de la organización criminal “Los Wachiturros de Tumán” y sus vínculos con “Los Cuellos Blancos”. El exdirectivo estuvo en prisión preventiva desde diciembre del 2018 hasta mayo del 2020 y luego en prisión domiciliaria hasta diciembre del 2021 cuando su abogado César Nakasaki consiguió que siguiera su proceso en libertad. Es cierto que en el Perú se ha abusado de las prisiones preventivas y que una persona es inocente hasta que se compruebe lo contrario, como mencionó alguna vez Gareca (“Hoy por hoy es inocente”), pero los nexos de Oviedo parecen ser bastante oscuros. Por ejemplo, en el 2019 fue acusado de homicidio, según se reportó en una nota de Carlos Vásquez para La República.

Gareca no fue ingrato con quien lo contrató años atrás y en diciembre del 2018 acudió a la Prefectura de Lima por el cariño y agradecimiento que le tenía. Según algunas fuentes, incluso le habría dicho: “’Yo creo en ti, presidente, así como tú creíste en mí”. Esta visita fue bastante criticada, además por no respetar ciertas normas.

Luego tomó la posta Agustín Lozano, personaje sombrío también. Exalcalde de Chongoyape y denunciado, entre otros por el “delito contra la administración público (enriquecimiento ilícito en agravio del estado) durante sus actividades como alcalde en dos periodos: 2011-2014 y 2015-2018”. El cuestionado nuevo presidente de la FPF acudió a Palacio de Gobierno, en agosto del 2021, con Gareca para pedirle al Presidente de la República, Pedro Castillo, que se reabran los estadios al público. Sobre este último tema, el argentino ha declarado muchas veces, pero no ha hecho lo mismo sobre los cuestionados antecedentes de los últimos dos presidentes de la organización en la que trabaja. Quizás, como en el caso de Cali, no ha visto nada y no le consta.

NO A LO POLÍTICO, PERO SÍ A LA VIDA

Como hemos mencionado, el DT parecería haberse caracterizado por no pronunciarse sobre temas polémicos, pese a haber estado en espacios bastante controversiales. Esta postura “neutral” parece ser aplaudida por muchos que admiran esa capacidad de concentrarse en lo suyo: el deporte. Pero, como sabemos, es imposible que una persona se mantenga al margen de todo o que no tenga una perspectiva sobre las cosas. ¿Cuál es la postura política de este Tigre?

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En mayo del 2018 para algunos fue sorpresivo ver un video de convocatoria a la Marcha por la vida. “Hola, soy Ricardo Gareca, unidos por la vida este 5 de mayo en la ‘Marcha por la Vida’”, decía para promocionar el evento organizado por el entonces cardenal Juan Luis Cipriani y diversos grupos conservadores contrarios a la legalización del aborto en nuestro país. En el video puede verse al argentino sin su característico buzo, pero bajo el rótulo de DT de la Selección Peruana. En noviembre del mismo año, con la política nacional convulsionada por la detención de Keiko Fujimori, lideresa de Fuerza Popular, se animó a decir: “Pareciera que todos estamos en la mira de todos acá en Perú. Hay que tener cuidado porque sino uno va preso. Realmente es un poco eso lo que está pasando. De pronto se mete preso a una persona, después vemos si es inocente o no es inocente, pero primero que vaya preso, y en ese descontento podemos ir todos presos porque a alguien no le gusta lo que digo”. 

¿Un entrenador de fútbol tiene derecho a pronunciarse sobre un tema exponiendo su nombre y su prestigio?, ¿puede participar o convocar una manifestación organizada por grupos religiosos y conservadores? Como se ha planteado muchas veces, los seres humanos tienen el derecho a manifestar sus posturas públicamente, y esta no sería la excepción, pero ¿ha tenido la misma apertura frente a otros temas políticos?

En la misma línea, cuando en el 2021 varios jugadores compartieron videos de apoyo a favor de la candidatura de Fujimori desde sus redes sociales y portando los colores de la selección nacional, Gareca dijo: “Son temas muy particulares y estamos al margen de cualquier iniciativa privada. Los jugadores de fútbol pueden expresarse libremente de acuerdo con lo que sienten y consideran. Para nosotros no es un problema”, según consignó RPP. Su postura fue aplaudida por los seguidores del partido naranja y cuestionada por sus opositores, pero algunas preguntas no fueron respondidas: ¿La declaración podía ser individual si se portaba la camiseta del país?, ¿se trató realmente de una iniciativa espontánea?

AL TIGRE NO LE GUSTA EL ENCIERRO

Resulta oportuno recordar también las lamentables consecuencias de la toma del poder de Manuel Merino. El país se manifestó multitudinariamente, pese a las restricciones de la pandemia, y en esos días jugaba la selección. Muchos esperaban ver un gesto de la Blanquirroja, pero la “neutralidad” de Gareca intervino una vez más en una conferencia de prensa: “Nosotros no queremos cargar con todo esto. Los jugadores no son responsables de lo que está ocurriendo. Somos responsables de lo que pase en la cancha y sobre todas las cosas queremos darle una alegría a la gente”.

¿En algún momento se planteó que los seleccionados fueran responsables de lo ocurrido? El poder político y el fútbol no son dos desconocidos, pero, claro, se podría plantear que, según el reglamento de la FIFA sobre seguridad en los estadios, “se prohíbe terminantemente la promoción o el anuncio por cualquier medio de mensajes políticos o religiosos o cualquier otro acto político o religioso en el estadio o sus inmediaciones antes, durante y después de los partidos”. Pese a ello la política y la religión son invitados frecuentes en los estadios, y en momentos clave algunas selecciones han realizado algún acto simbólico pese a poder recibir represalias ¿Decir algo o no?, ¿cumplir la norma, aunque pueda ser injusta?, ¿callar y jugar al fútbol?

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Además de su mutismo frente a ciertos temas políticos, el Tigre también le tendría alergia al encierro o a las medidas planteadas por los gobiernos frente a la pandemia. Podemos encontrar muchas declaraciones suyas con respecto a la cuarentena y la violación de la norma por parte de personas cercanas a él. Cuando Nolberto Solano incumplió el confinamiento en el 2020, planteó: “Todos podemos cometer ese error”. Cuando volvieron las restricciones en febrero del 2021: “Lo que toca, son resoluciones que se toman y hay que aceptarlas. No creo que favorezca nada, la gente la está pasando mal en todo aspecto, también en el económico”. Y frente a la reciente fiesta de Paolo Guerrero por su cumpleaños, no pudo evitar dar su opinión: “Ya hay que dejar a la gente hacer su vida. Se da una información que creo que está bien, tienen que informar a la gente, no tiene que cundir el pánico tampoco. Es importante que nosotros empecemos a hacer una vida normal, y cada uno es dueño de cuidar su vida. Dejen que la gente resuelva su vida (…) Después, cuando hay manifestaciones políticas, cuando hay campañas, cuando hay cualquier tipo de cosas parece que no existe la pandemia, yo creo que llegó el momento de que la gente resuelva por sus propios medios sin perjudicar a los demás”. 

Declaraciones recogidas por varios medios que esbozan una mirada individualista de la realidad y que recuerdan las palabras de una influencer a inicios del 2021: “Preocúpate por ti, bebé”.

MANSO CON SUS DIRIGIDOS

El comportamiento de Paolo Guerrero es cuestionable, como han mencionado muchos, porque no se trata de cualquier persona sino de un deportista admirado que incumple una norma que debería regir para todos y, en cambio, es respaldado por su entrenador. El criterio de igualdad no se cumple pues otra persona sería penada en lo legal y cuestionada en lo moral si hiciera lo mismo, pero quizás todavía no estamos listos para esa conversación.

Por último, quisiéramos referirnos a los ronroneos del tigre frente a otros dos temas.  Por un lado, las indisciplinas de varios jugadores. Cueva, Guerrero y recientemente Zambrano por mencionar algunos casos que han sido evadidos por el DT pese a haber incumplido con lo requerido para un deportista. Probablemente la selección esté más allá del bien y del mal, por eso pueden saltarse normas y no recibir reprimendas por ello. Y, por otro lado, la sutileza de Gareca para cuestionar arbitrajes. Quizás no le sea agradable recordar el arbitraje de Gabriel Brazenas que favoreció claramente a Vélez Sarsfield (equipo del que fue DT) frente a Huracán, pese a que él mencionó “los referís se equivocan como lo hacen los directores técnicos y los jugadores”. Depende del cristal con el que se mire, ¿no?

¿HABLAMOS DE FÚTBOL O DE POLÍTICA?

Quizás frente a este recuento surja la idea “a mí me importa que el Perú tenga buenos resultados, no sus posturas sobre temas polémicos”. ¿Acaso es un político?, dirán otros. Para responder a esta pregunta consultamos con dos expertos vinculados a la política y la ética. José Alejandro Godoy, politólogo y autor de libros como El Último Dictador. Vida y gobierno de Alberto Fujimori (Lima, Debate, 2021), nos recuerda que el componente político está presente en el deporte de manera intrínseca. “Como lo han demostrado varios trabajos académicos y periodísticos en los últimos años, el fútbol también tiene una arista política: no solo por los juegos de poder al interior de la FIFA o las federaciones locales; sino también porque los actores del juego son vistos como referentes y algunos entienden que no están aislados de la sociedad”, explica.

Desde la perspectiva de Oscar Sánchez, antropólogo, magíster en Docencia para la Educación y máster en Ética y Democracia, el papel del DT (valorado por impulsar la lógica del esfuerzo en equipo y el sacrificio) no sería del todo disruptivo. “Más allá de lo futbolístico, no encuentro en Gareca a una persona que promueva valores humanos como sí lo hacen otros referentes futbolísticos. Por ejemplo, las estadounidenses Megan Rapinoe y Alex Morgan, quienes apelan a un modelo de vida y de sociedad inclusiva, distinta y tolerante que incluso las llevó a enfrentarse a Donald Trump”.

Además el también docente universitario hace referencia al texto “Ética para influencers” de Juan Carlos Siurana, en el que se analiza a varios deportistas y se plantea que “los influencers se han convertido en un modelo a imitar y si queremos vivir en una sociedad mejor, estos influencers podrían ayudar a constituir una serie de valores que inspiren respeto, tolerancia, justicia”, no solo dentro de la cancha sino fuera de ella.

Todos tenemos aspectos oscuros y luminosos, puntos de vista sobre temas polémicos, trabajos en los que se nos hace difícil mostrar todas nuestras perspectivas políticas, es cierto. Lo que nos hace humanos es nuestra absoluta imperfección; y, en este aspecto, Gareca no es la excepción. Pese a que Gareca cumplió el sueño de millones en noviembre del 2017 y esperamos que esa alegría vuelva a repetirse con una clasificación a Qatar, no podemos dejar de anotar la contradicción en su discurso frente a lo político.

Ese “a veces sí, a veces no” o “hablo para la tribuna, pero soy silencioso frente al poder”. Ese apoyo a los que creen en él o ese oportuno desconocimiento frente a lo evidente, son rasgos que lo definen. Según un sondeo de Ipsos para América Televisión, el entrenador peruano fue la personalidad más valorada entre los peruanos en el 2021 y tras clasificar a Rusia 2018 tenía una aprobación que llegaba hasta el 99%, una cifra soñada para cualquier político. ¿Cuántas personas lo verán como un modelo?, ¿será que la admiración solo nos hace ver solo las luces? ¿Nos ciegan a veces un poco? Probablemente el cuestionamiento de las ideas de nuestros ídolos sea una tarea compleja, pero también sabemos que hemos creído muchas veces y nos han pagado mal. ~

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  1. Lúcido en todos sus aspectos este esclarecedor artículo de María José. Y lo es, en mi opinión, porque va desgranando paso a paso lo que en realidad representa una persona en su vida personal y profesional como dos caras de la misma moneda. Y Gareca está en esos aspectos sin dejar de mencionar que es un personaje público con muchísimo poder de convocatoria ¿Qué padre fe familia paseando a su hijo y ve venir a Gareca no intenta tomarle una foto a ambos para mostrarla orgulloso, después, a la familia? Desde los años de Cristo y a través de Pilatos hemos conocido esa famosa figura de la “lavada de manos” y que hoy el Papa lleva adelante con la “lavada de pies”. Pienso, a estas alturas, al cabo de leer a María José que Gareca cual mejor versión de Pilatos del Siglo XXI se lavó las manos en los graves casos de Oviedo y Lozano y todo los asuntos que analiza María José para terminar de fijar su discutida posición lavando los embarrados chimpunes de Paolo, Ñol, Jefferson, Zambrano y más etcéteras. Quizá Claudio Pizarro no se equivocó cuando lo trató con esa famosa palabra gaucha de “milonguero”.

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