La salida de Juan Carlos Oblitas del cargo de director deportivo de la Federación Peruana de Fútbol indicaría el fin de un ciclo. No obstante, nuestro columnista Pedro Ortiz Bisso realiza un análisis de las palabras del ‘Ciego’ y plantea que estaría dispuesto a volver al cargo en el futuro. Oblitas sabe que Agustín Lozano lo necesitaría ante un escenario de malos resultados.
La puerta abierta para volver que dejó Juan Carlos Oblitas en su conferencia de prensa del viernes confirma que el deporte que más se practica en la Videna es el juego político. En diversas entrevistas, ha recordado con afecto el papel que cumplió José Aramburú cuando ‘el Ciego’ era entrenador de la selección nacional. En tiempos en que las carátulas de los tabloides deportivos disparaban proyectiles multicolores contra el comando técnico, el presidente de la Comisión Francia 98 ponía el pecho con y sin chaleco antibalas.
Con la llegada de Ricardo Gareca, Oblitas se transformó en su Pepe Aramburú y no solo detuvo los dardos, bombas y balazos que podían mellar la imagen del argentino, sino también los que pusieran en peligro al presidente de la federación, primero Edwin Oviedo y luego Agustín Lozano.
Sin Oblitas, Lozano queda desprotegido. Las decisiones que se tomen en la federación, sean buenas o malas, serán atribuidas a él y no tendrá con quién escudarse. En la última encuesta nacional urbana de Ipsos, realizada entre el 14 y el 15 del presente mes, apenas el 17% de los entrevistados aprueba su gestión, frente al 56% que la desaprueba. En el caso de Ricardo Gareca, a pesar de la eliminación al Mundial, el apoyo a su trabajo sigue siendo abrumador (79% vs 12%). Y el 78% considera que se le debió renovar su contrato. Sobra decir que el anuncio de la partida del ex puntero zurdo debe haber agudizado esas diferencias. Y esto, para un político dueño de un ego elefantiásico (alguna vez dijo que solo lo pueden entrevistar “periodistas más inteligentes que él”) es demoledor.
OBLITAS NO ES CIEGO
Esto explicaría la cuidada diplomacia que utilizó Oblitas para referirse a Lozano durante su conferencia de prensa del viernes. “Yo soy una piedra en el zapato para mucha gente en el fútbol. No tendría que serlo para Lozano”, dijo. Sabe que, así no lo quiera, el natural de Chongoyape lo necesita. Por algo lleva más de cincuenta años metido en nuestra comarca futbolística. De ciego solo tiene el apodo.
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Hay otros aspectos que Lozano no midió. La noche del mismo viernes, en “Al Ángulo”, Michael Succar señaló que en el directorio de la federación no habría caído bien la salida del director deportivo, sobre todo por las circunstancias en que se desencadenaron los hechos. Que Lozano le haya ofrecido el cargo a Roberto Silva, presidente de la Agremiación de Futbolistas, mientras su secretario general negociaba con Oblitas la renovación de su contrato apesta a jugada barriobajera. Como ocurrió con Gareca, nuevamente fallaron las formas. Aunque esta vez, el manoseo olía más a traición.
Además, en las últimas semanas se había logrado incorporar al trabajo de la federación a dos directivos de clubes que, hasta hace muy poco, eran acérrimos opositores a la gestión Lozano: Joel Raffo, presidente de Sporting Cristal; y Ricardo Bettocchi, el principal directivo de Melgar. Este último ya anunció que su permanencia depende de la continuidad de Oblitas. Ambos estaban trabajando en un paquete de reformas estructurales.
LAS RAZONES DEL ANTIOBLITISMO
Roberto Castro, director de dechalaca, cree que el desmadre vivido en los últimos días la Videna es también parte del resurgimiento del ‘antioblitismo’, una corriente antigua, muy en boga en los noventa, que “cada cierto tiempo le pasa factura al fútbol peruano”. El periodista Rubén Marruffo, quien conoce al ‘Ciego’ hace casi cuarenta años, recuerda que durante su tránsito de jugador a entrenador, repetía permanentemente una palabrita: planificación. Y esto, en un fútbol donde a la informalidad se le suele rendir pleitesía, a muchos hasta les sonó ofensivo.
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Talía Azcarate, comentarista de Latina y DirecTv, cree que Lozano nunca tuvo la intención de mantener a Gareca y a Oblitas en sus cargos, y que el peligro que se abre es que se pierda todo lo avanzado —Néstor Bonillo comentó que cuando llegaron a la Videna no existía ni siquiera un departamento de nutrición — y deba empezarse de cero.
¿Entonces, quién -o quiénes- le calentaron la oreja al dirigente norteño para desprenderse de los dos principales sostenes de su gestión? Esa es una pregunta que en algún momento se deberá responder.
Una fuente, conocedora de los tejes y manejes al interior de la Videna, cree que la idea detrás de la convocatoria de Silva y José del Solar (este último para el cargo de director de competiciones) fue para “refrescar” la imagen de la federación. Sin embargo, más allá de las cualidades personales y profesionales de ambos, ninguno tiene las espaldas suficientes para soportar un proceso que tendrá vaivenes y deberá sortear múltiples baches. Esta historia, pues, no ha terminado aún. ~