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Las sombras de Montevideo

El resultado del partido con Uruguay ha dejado a la hinchada nacional con una gran frustración. Nuestro columnista Pedro Ortiz Bisso resalta el papel de villano que se ha ganado el árbitro Anderson Daronco por no atender la polémica de un balón que podría haber cruzado la línea de gol. Sin embargo, pese a la derrota en el Centenario, la Blanquirroja sigue con vida y este martes se juega el repechaje contra Paraguay.

El grupete de caballeros oscuros, dueños del odio eterno de nuestro país futbolero, acaba de ganar un miembro de honor. Se llama Anderson Daronco. Es brasileño, mide 1,88 metros de estatura y posee una musculatura que empalidecería al mismo Schwarzenegger. Un gol no sancionado le ha permitido convertirse en inquilino forzoso de esa galaxia de la ignominia que integran los nunca olvidados Sergio Chechelev, Gastón Castro, Romualdo Arppi Filho y el mentadísimo Julio Bascuñán.

¿Entró o no la pelota disparada por Miguel Trauco? En las redes sociales y la televisión se han multiplicado las imágenes tanto como las dudas y las opiniones rotundas. Lo cierto es que Daronco ni se inmutó y dejó que el golero Sergio Rochet —que parecía haber tomado la pelota dentro de su arco— continuara el juego como si nada hubiera ocurrido. El 1-0 a favor de Uruguay no se movió.

https://twitter.com/AlertaNews24/status/1507170230308679681

La regla 10 señala que un gol es validado como tal cuando la pelota traspasa la línea final completamente. Si hubiera existido alguna duda, el VAR le habría advertido al brasileño. Los reclamos de los jugadores peruanos no fueron atendidos, pese a que en algún momento pareció recibir indicaciones por el audífono.

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Ya en la víspera, en una entrevista brindada al espacio digital Charla Táctica, el periodista Jorge Barraza había adelantado sus temores sobre la actuación del internacional brasileño. “Es un espanto… es inexplicable cómo siguen dándole partidos”. El cronista argentino tiene marcado a fuego un Independiente-River Plate jugado años atrás, manchado por la decisión de Daronco de no revisar un claro penal contra los rojos que hubiera ameritado, además, la expulsión del zaguero ‘millonario’ Pinola. En esta eliminatoria, fue muy cuestionado durante el Uruguay-Ecuador jugado en Montevideo. Aquella vez no expulsó al charrúa Nahitán Nández, quien había cometido una fuerte falta sobre la estrella norteña Gonzalo Plata.

Pero este bochornoso final no debe opacar lo que realmente importa: las posibilidades de ir a Qatar siguen dependiendo de los hombres de Gareca. Un triunfo sobre Paraguay, este martes, nos coloca en el repechaje. En eso debemos centrarnos.

Para ello, además de tranquilidad y mucha cabeza fría, hace falta mejorar en el juego. Hasta el gol de Arrascaeta en el minuto 40 del primer tiempo, Perú jugaba uno de sus mejores partidos de la eliminatoria. Se movía con aplomo y tocaba con inteligencia. Renato Tapia era el dueño de la mediacancha, tapando huecos y sirviendo con precisión. Carrillo hacía estragos por derecha, Cueva metía algo de chocolate en el medio y Lapadula generaba dos claritas: una palomita que le salió muy débil y un disparo a rastrón que Rochet conjuró con dificultad.

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Aunque Araújo tuvo a mal traer a Trauco, sus centros no tenían destino, permitiendo que Gallese sea un mero observador del juego. Hasta que una jugada de balón parado provocó un tiro en el horizontal que Arrascaeta añadió en el rebote. En ese momento, el control emocional se quebró y Uruguay, sin muchas ideas, continuó generando peligro, incluyendo un balazo de Valverde que se estrelló en el horizontal en el amanecer de la segunda etapa.

A ello se añadieron los problemas que Peña y Yotún mostraron con y sin la pelota, algo resueltos con los ingresos del Orejas y, minutos después, de ‘Canchita’. Pero el equipo perdió profundidad, problema que se acentuó cuando Gareca se enteró cómo iban los partidos que se jugaban en paralelo e hizo descansar a Cueva y a Lapadula pensando en el martes.

Aunque es uno de los seleccionados más débiles del continente —a pesar de la goleada infligida al ya clasificado Ecuador—, el equipo de Barros Schelotto no será una perita en dulce. Además, tengan por seguro que tendrán presente el 2-2 de la eliminatoria del 93, cuando aquel solitario punto obtenido por la selección que dirigía Vladimir Popovic los dejó fuera del repechaje para el Mundial de Estados Unidos. Hay que tener cuidado. Van a llegar con sed de venganza. ~

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