Newsletter
Síguenos

Recibe las mejores historias del deporte peruano y mundial

Tabárez, una escuela como legado

Tras quince años, el Maestro Tabárez fue despedido como entrenador de Uruguay en una decisión cuestionada que no empaña su legado. El periodista uruguayo Sebastián Chittadini repasa un proceso que hizo historia y pone en la balanza los logros, pero también lo que se avanzó en espíritu.

El 6 de marzo de 2006, dieciséis años después de terminado su primer ciclo, que había incluido una final de Copa América perdida ante Brasil y una participación en el Mundial de Italia 90 en la que Uruguay llegó a los octavos de final, Óscar Washington Tabárez volvía a ser el entrenador de la selección uruguaya. Hasta ese entonces, ningún entrenador había dirigido más a la Celeste que Omar Bienvenido Borrás (54 partidos).

El Maestro llegaba con un plan de nombre largo: “Proyecto de institucionalización de los procesos de selecciones nacionales y de la formación de sus futbolistas” -a partir de ahí y para siempre conocido como “El Proceso Tabárez”-, un trabajo integral y continuo que abarcaba a la selección mayor y a las juveniles. Aquel era otro mundo. Por ejemplo, la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) no tenía en ese entonces ni una agenda con los teléfonos de los jugadores. Había mucho por hacer.

Empezó un camino en el que Tabárez moldeó a la selección a su imagen y semejanza basado en liderazgos anímicos y futbolísticos como los de los cuatro Diegos (Lugano, Godín, Pérez y Forlán) y dos jóvenes proyectos de delanteros que asomaban (Luis Suárez y Edinson Cavani). Los líderes anímicos lo serían tanto, que el proceso solo tuvo dos capitanes en quince años (Lugano de 2006 a 2014 y Godín de 2014 a 2021). El punto alto del destaque futbolístico de las estrellas lo pondrían Diego Forlán como Balón de Oro del Mundial 2010 y Luis Suárez como Mejor Jugador de la Copa América 2011.

Tabárez junto a Diego Forlán, Diego Lugano y Luis Suárez en un entrenamiento de Uruguay. El Observador

Bajo la conducción del Maestro, Uruguay clasificó a tres Mundiales de forma consecutiva, algo que no lograba desde 1974 y volvió al protagonismo mundial (cuarto puesto en Sudáfrica 2010 y quinto en Rusia 2018). También ganó la Copa América en Argentina en 2011, trofeo que Uruguay no ganaba desde 1995 y ahora pareciera que para algunos es obligatorio o sencillo ganar en todas las ediciones.

TAMBIÉN LEE: Gareca, el candidato del pueblo

CLIMA DE ÉPOCA

Quince años después, Uruguay (la selección y el país) es otro. En 2006 y durante mucho tiempo, se dijo que la designación de Tabárez –hombre de izquierda- fue un guiño del entonces presidente de la AUF Eugenio Figueredo al gobierno recién asumido del Frente Amplio, entendiendo que podía fortalecer su poder (algo que no sucedió, ya que duró unos pocos meses más al frente de la Asociación).

Durante ese período, coincidieron en Uruguay tres gobiernos de izquierda (que nunca habían llegado al poder hasta 2005) y tres lustros con el mismo hombre conduciendo a la selección uruguaya. Ambos procesos históricos marcaron un crecimiento sostenido en algunos aspectos, pero se eligió poner el foco en los tropiezos o las contradicciones. Y así, los vientos cambiaron de dirección instalando nuevamente un gobierno de derecha tras las presidencias de Tabaré Vázquez, José Mujica y nuevamente Vázquez. Esta vez, se dice que el hombre que fue designado para dirigir a la selección en un intento desesperado del presidente de la AUF por congraciarse con el gobierno, fue destituido por ser un hombre de izquierda o por despertar ciertas incomodidades en los sectores dominantes del poder.

Durante la presidencia de Mujica, coincidente con los Mundiales de Sudáfrica y Brasil y la Copa América de Argentina, el Maestro Tabárez no se quedaba atrás del mandatario en cuanto a popularidad internacional. Cualquier uruguayo que viajara al exterior en aquellos años, iba a escuchar cómo le hablaban de ellos dos antes que de cualquier otro compatriota. Se escribieron libros sobre el DT y también sobre Lugano, Godín, Suárez, Cavani y Forlán, además de muchos otros con diferentes abordajes sobre el impacto del proceso de selecciones.

La selección uruguaya tuvo una gran sintonía junto a sus fanáticos. Aquí el recibimiento tras el Mundial Sudáfrica 2010. La Diaria.

¿QUÉ DEJA TABÁREZ?

Durante su segundo ciclo de quince años, pasaron ocho presidentes por la AUF y 77 entrenadores por las restantes selecciones sudamericanas. En total, sumando su primer pasaje por la selección, dirigió a 167 jugadores e hizo debutar a 99.

Al final del camino, Óscar Tabárez es el DT con más partidos al frente de una selección, el que dirigió a una selección durante más años seguidos, el que dirigió más partidos de Eliminatorias Sudamericanas (74), el que más ganó (31) y uno de los tres que dirigieron en cuatro Mundiales a la misma selección. También es el segundo entrenador con más partidos dirigiendo a un mismo seleccionado en Mundiales, con 20 (10 G, 3 E, 7 P), y uno de los cinco que ganaron 10 o más partidos en Copas del Mundo. Fue distinguido como el Mejor Entrenador del Mundo por la Federación Internacional de Historia y Estadística y obtuvo el premio Campeón del Deporte de la UNESCO en 2011, además de recibir la Orden del Mérito de la FIFA en 2012.

TAMBIÉN LEE: Dos naciones fusionadas por un balón

En cuanto a los números fríos, dirigió en total 221 partidos. Ganó 104, empató 58 y perdió 59. Uruguay marcó 347 goles y le convirtieron 230. Para quienes dudan de si puso a la selección uruguaya en la élite del fútbol mundial, además de recordar el segundo lugar en el ranking FIFA alcanzado en junio de 2012, es un buen ejercicio ver la tabla de puntos sumando los Mundiales de Sudáfrica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018: la Celeste es séptima, con 29 puntos. Arriba solo está Francia y Bélgica (30), Brasil (31), Argentina (32), Holanda (35) y Alemania (37).

Durante el Proceso Tabárez; también se alcanzaron dos finales del mundo juveniles (Sub 17 en 2011 y Sub 20 en 2013), se clasificó a los JJOO de 2012 (Uruguay no los jugaba desde 1928), se ganó la Medalla de Oro en los Juegos Panamericanos de 2015 y el Sudamericano Sub 20 de 2017 (no se ganaba desde 1981).

Sin embargo, de la mano de estos logros se instaló la costumbre a “estar ahí”, que trajo de la mano la exigencia de resultados. Ya no alcanzaba con haber forjado identidad y haber implementado un cambio en la matriz organizacional desde la identificación, el respeto y el orden, poniendo a una selección proveniente de un fútbol local como el uruguayo casi una década en el top ten del ranking de la FIFA. Ahora había que ganar el Mundial o ser campeones de todas las Copas Américas, “como lo marca la historia de Uruguay” (sin considerar ni por asomo la cantidad de equipos que jugaban los Mundiales antes o la periodicidad o forma de disputa de los certámenes continentales). Eso también lo logró Tabárez.

Uruguay, liderado por Tabárez, terminó en el cuarto lugar de Sudáfrica 2010. Montevideo portal.

DESPIDOS Y DESPEDIDAS

Cuando en un país acostumbrado a las miradas cortoplacistas, un entrenador de la selección permanece quince años en el cargo, su figura adquiere otros ribetes. Así, los últimos tiempos del Proceso Tabárez estuvieron marcados por una poco frecuente conjunción de lo político/mediático, con encuestas de aprobación y “grieta” incluidas, como si se tratara del político más connotado. Se instalaron en la opinión pública algunos axiomas tales como que el Maestro “desperdició a la mejor generación de la historia”, “le habla mal a la prensa”, “es soberbio”, “no les llega a los jugadores”, “no preparó un sucesor” o “no supo retirarse a tiempo”.

A saber: no se estipuló todavía más mecanismo que la subjetividad para determinar cuál es la mejor generación futbolística de la historia de un país, es esa parte de la prensa que se siente ofendida la que lo dice, esa encuesta encargada vaya a saber por quién determinó que más del 50% de los uruguayos aprobaban su gestión tras quince años. Los jugadores le mostraron su apoyo públicamente, no es un rey para preparar un sucesor y tenía un contrato vigente que lo avalaba y decía que era el entrenador de la selección hasta el final de las Eliminatorias o del Mundial de Qatar 2022.

TAMBIÉN LEE: Tres historias olvidadas de la clasificación

Ya en octubre, había sido ratificado y manoseado, entre manejos poco claros, especulaciones e informaciones filtradas que ya daban a Diego Aguirre como seguro sucesor. El 19 de noviembre, 15 años, 8 meses y 13 días después de su designación, un escueto y frío comunicado de despido se publicó en Twitter entre urgencias, mala memoria y ninguneo: “El Comité Ejecutivo de la AUF informa que ha resuelto finalizar el contrato del Sr. Óscar Washington Tabárez y demás miembros del cuerpo técnico de la Selección Mayor“. No hubo siquiera una conferencia de prensa, no hubo ni hay idea del perfil de entrenador que quiere la AUF y la selección no tiene entrenador a un mes y algo de volver a jugar. Se cortó un proceso histórico de trabajo demostrando que lo importante era sacarlo.

Por suerte las despedidas le hicieron más justicia. Alguna vez, el Maestro dijo al ser consultado acerca de su perfil de jugador que la persona estaba primero que nada. Y así, con mucho énfasis en lo personal y humano lo despidieron en sus redes sociales aquellos que no conocieron a otro entrenador en sus carreras en la selección. Eso también es legado.

EL FINAL DEL ÚLTIMO BAILE

En el comienzo de estas Eliminatorias, el Maestro Tabárez se había referido al camino a Qatar como “el último baile” suyo y de los referentes de la selección, parafraseando a Phil Jackson en la serie “The Last Dance”. Y pese a las complicaciones determinadas por los resultados y el funcionamiento del equipo en algunos partidos, Uruguay se encontraba a falta de cuatro partidos a un punto del cuarto y el quinto.

Si alguien se había ganado el crédito para terminar dirigiendo, ese era el entrenador que había dirigido a Uruguay en cuatro Eliminatorias y lo había llevado al Mundial en las cuatro. Además, ya había demostrado que podía revertir situaciones críticas parecidas. Pero un récord negativo que no se daba desde 1957 (perder cuatro partidos consecutivos), fue el detonante para justificar la decisión. Desde esa misma prensa hegemónica que logró imponer ciertos discursos, poco se dijo acerca del cambio en el fixture propuesto por Conmebol y avalado por la AUF que puso a Uruguay en una situación advertida previamente por Tabárez: jugar consecutivamente contra Argentina, Brasil, Argentina y Bolivia en La Paz, todos partidos perdibles y que normalmente se pierden.  

Cambiar por cambiar no justifica en absoluto los modos empleados, mientras ya nadie se cuestiona lo que gana Tabárez ni se horroriza con el hecho de que se manejen públicamente números seis veces superiores para intentar atraer a Marcelo Gallardo: esa fue otra de las victorias mediáticas de esos sectores de la prensa que tanto se quejaron de la manera en que el entrenador de la selección los trataba en las conferencias. Lograr que la gente perdiera de vista que la AUF es una entidad privada que decide a quién contratar y cuánto le paga. Cuando se apagó la música del último baile, recordamos las palabras del Maestro en una de esas conferencias, tras la derrota ante Francia en Cuartos de Final del Mundial de Rusia 2018: “Este sueño ha terminado, otros vendrán y hay que tratar de prepararlos”. ~

Total
0
Shares
Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Publicaciones relacionadas
Leer más

El adiós del GOAT

En pleno mes del Super Bowl —título que levantó en siete oportunidades—, Tom Brady anunció su retiro. El periodista Juan Novoa Shuña nos presenta un perfil del mariscal de campo que gracias a sus hazañas en las canchas estadounidenses se ganó con justicia la categoría del GOAT del fútbol americano.
Leer más

Las barras, más allá del estigma

Otra vez las llamadas barras bravas han vuelto a estar en el centro del debate público. Antes de apelar a la habitual estigmatización o la simplificación de un fenómeno que acumula décadas a nivel mundial, Sudor decidió entrevistar al antropólogo e investigador estadounidense Roger Magazine, quien lleva más de veinte años estudiando el comportamiento de las barras mexicanas.
Leer más

Los días en el barro

Maradona pagó su seguro y el de los compañeros: casi un millón de dólares, que le regalaría luego al padre de Luca Quarto. “Que se jodan los del Lloyd’s”. El banco Lloyd’s of London había asegurado al futbolista, no al Diego humano. Se recaudaron 4 millones de dólares. Luca Quarto, que atravesó diez intervenciones quirúrgicas en su vida, fue operado con éxito en una clínica especializada en Suiza. En 2002, Quarto lo cruzó en persona en un estudio de la TV italiana: lo abrazó, lloró, se quedó frío mirándolo a los ojos. Al aire, lo había sorprendido: “Cuando era niño, mi padre me llevó con vos, vos me alzaste y me miraste. Entonces viste mis problemas maxilofaciales. Así que hiciste un acto de benevolencia por mí. Quiero agradecerte por todo”. Diego lo miró a la cara, se emocionó, y le dijo: “Estás hermoso, eh”. A un año de la muerte de Maradona, y a sus 37 años, Luca Quarto vive en Bellaria-Igea Marina, provincia de Rimini, a 546 kilómetros de Napoli. Trabaja en un negocio de chucherías playeras.
Total
0
Share