La ganadora de cuatro Grand Slams, no solo ha obtenido reconocimiento por su performance con la raqueta, también se ha vuelto un referente del activismo de género y racial. La periodista Silvana García Asenjo presenta la historia de luchas de la tenista que este año visibilizó los problemas de ansiedad que sufren los y las deportistas.
En inglés existe el término trailblazer para referirse a una persona que es pionera en un aspecto. En el tenis tenemos a varias. Las leyendas vivientes, Billie Jean King, Martina Navratilova, Amelie Mauresmo son algunas de las tenistas que entran en esa categoría. Este año, la tenista japonesa Naomi Osaka se ha ganado a pulso este rótulo. Y no solo por los títulos que ha ganado. Al hablar de la salud mental –la suya propia y la de todos– cuando escribió la frase “Está bien no estar bien” (“It ‘s ok not to be ok”) se ha convertido en una de las heroínas del tenis.
Como suele hacerlo cualquier tenista, Naomi Osaka lloró cuando ganó su primer Grand Slam. Pero, sus lágrimas no fueron de alegría sino, más bien, de vergüenza y pudor. Había derrotado de forma contundente a Serena Wlliams, la –para muchos– mejor tenista de todos los tiempos en solo dos sets. Las lágrimas eran por los abucheos que recibía de los asistentes a la final que se celebraba en el USTA Billie Jean King National Tennis Center (BJKNTC), en Flushing Meadows, Nueva York. Un público que no estaba allí por ella.
Ese 8 de septiembre del 2018, las tribunas estaban repletas de hinchas de Serena. Ese día, la reina del BJKNTC aspiraba a igualar el record de victorias en Grand Slam de Margaret Court y convertirse así en la más ganadora de la historia. La tribuna neoyorquina aspiraba a ser testigo de la hazaña de su monarca, pero Osaka impidió el festejo. Y la respuesta de los fanáticos no fue la mejor. Las lágrimas que derramó ese día terminarían marcando el futuro de Naomi.
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Tras ese trago amargo, la japonesa siguió demostrando un tenis de altísimo nivel ganando al año siguiente el Abierto de Australia. Y el éxito fue más allá de las canchas. Se convirtió en una figura rentable de marcas como Levi’s, Nike, Tag Heuer, Louis Vuitton, Mastercard, Nissan entre otros. Su exposición mediática se volvió propia de una nueva estrella del panorama mundial.
LA TENISTA ACTIVISTA
Su llegada a lo más alto del ranking profesional, también le permitió comenzar a hablar de temas sociales y personales. Empezó a compartir con el mundo lo que significa el ser hija de migrante, una tenista de color dentro del circuito y las microagresiones que ha sufrido a lo largo de su vida. También ha hecho suyas las banderas de la igualdad de género y de la justicia social para todos, sobre todo las minorías étnicas. En el Abierto de Estados Unidos del 2020 –que se jugó en medio de la burbuja sanitaria debido a la pandemia de la covid-19– Osaka se hizo eco del movimiento Black Lives Matter al usar mascarillas con el nombre de personas afroamericanas que fueron asesinadas por la policía de Estados Unidos.
Las críticas le llovieron, sobre todo, por parte del espectro conservador de los analistas y periodistas que le casi exigieron que deje la política fuera de las canchas deportivas. Y esas críticas, en propias palabras de Naomi, “la inspiraron a ganar el torneo y a estar en las pantallas por el mayor tiempo posible”. Y creo que también la inspiraron a ser más activa en temas sociales. Sin embargo, la pandemia y la presión le terminaron pasando factura.
LUCHA POR LA SALUD MENTAL
A pesar de que el 2021 comenzó en el lado profesional de la mejor manera –se llevó el primer Grand Slam de la temporada, el Australian Open–, las marcas de la presión empezaron a notarse con el paso de los meses. En mayo, Naomi habló de hacer una pausa en el tenis para dedicarse a ella misma, a trabajar en su salud mental y en pasar tiempo con amigos y su familia.
Luego, escribió un ensayo para la edición de los Juegos Olímpicos de la revista TIME en el que habló de su decisión de su pausa en el tenis y de su pedido de cambiar el formato de las ruedas de prensa post partidos en el circuito profesional. Al hablar de la prensa, abrió, de manera involuntaria, un nuevo frente de debate. Los periodistas deportivos tomaron ese pedido como un ataque personal.
Su anuncio puntual fue que iba a saltarse las conferencias del Roland Garros –el Grand Slam que se juega en polvo de arcilla– porque iba a priorizar el autocuidado y su salud mental. Resulta increíble que en pleno 2021 y en medio de una pandemia resulte un tema polémico el priorizarse como persona antes que como atleta. Eso fue exactamente lo que le pasó a Osaka. Entre las primeras críticas que recibió estuvieron las de Chris Evert, ex campeona de múltiples Grand Slams, quien afirmó que es parte del trabajo el responder las preguntas de los periodistas y que la prensa había ayudado a que Osaka sea quien es hoy en día. Poco después, Evert cambió el tono de sus declaraciones.
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Las reglas del circuito obligan a los jugadores a someterse a las conferencias sin importar el resultado del partido, después de una victoria hablar de la manera de juego, de la tribuna y del futuro debe ser una sensación agradable, pero ¿después de una derrota? No creo que tanto. Los deportistas de élite viven en constante estrés y ansiedad. Maria Sákkari, número 6 del ránking WTA, ha dicho que parte de su mejora profesional se debe al trabajo que hace con su terapeuta. Que ahora más atletas profesionales hablen abiertamente de la salud mental se debe a la puerta que abrió la japonesa.
PERSONAJE DEL 2021
Osaka es uno de los personajes de este 2021, y no solo para los fanáticos del tenis. The Financial Times –uno de los diarios más importantes– la ha nombrado una de las 25 mujeres más influyentes del mundo. Es la única deportista, y comparte el honor con personas como Frances Haugen –la ex trabajadora de Facebook que hizo público el lado más oscuro de la red social– , la presidenta de Taiwan, Tsai Ing-Wen, Elisa Loncón –la lideresa mapuche presidenta de la Asamblea Constituyente de Chile– y Chloé Zhao, ganadora del Oscar por mejor dirección, entre otros nombres.
La sección en la que nombran a Naomi se denomina “Heroínas” y no les falta razón. Es una heroína, representa a una minoría multicultural en un deporte mayoritariamente blanco y privilegiado. Se atrevió a tocar temas humanos como la salud mental, racismo y la presión a la que están sometidos los atletas de élite. Asimismo, en las últimas semanas fue una de las tenistas que manifestó su preocupación por la situación de la tenista china Peng Shuai.
Osaka se ganó el corazón de los amantes del tenis esa noche de septiembre del 2018 al ganarle a, probablemente, la mejor atleta de todos los tiempos, pero este 2021 Naomi se ha ganado el corazón de todo el mundo.
Me emocioné mucho de leer un artículo sobre Naomi, o escribiste lindo. Muchas felicitaciones.??❤?
Linda Pamela : excelente Artículo muchas gracias por darnos a conocer todo lo que hay detrás de un personaje del Tenis ? en criollo me “DESASNASTE.” En varios temas. Un abrazo y sigue escribiendo.
Julia
Excelente articulo Pame, a veces vemos a los deportirtas lograr triunfos pero no sabemos por todo lo que pasan, sigue escribiendo que lo haces muy bien, felicitaciones
Pamela……felicidades….muy lindo articulo….yo que soy antideportes leendo tu articulo fue facil entender sobre esta disciplina y sobre todo la carga emocional de los deportistas
Valor y coraje que muchos tenemos y hay que sacarlo a relucir en todo momento.
La falta de estos valores en una sociedad en pleno 2021 han provocado el empoderamiento de la delincuencia y la corrupcion del aparato estatal.
A todo ello, sumemos la falta de honestidad que muchos han perdido y pocos practican,
La sociedad es el producto de la clase de gente que la conforma y en vez de volvernos cómplices pasivos , debemos poner en práctica los valores perdido, cuánto antes es tarde, debe ser ahora..