Once días antes del Gran Premio de San Marino, en el circuito de Misano, a 14 kilómetros de la localidad donde creció, Valentino Rossi se rompió la tibia y el peroné. “Me duele no correr en casa”, dijo el nueve veces campeón mundial de motociclismo. Tavullia es el nombre del lugar al que Rossi le cambió la vida y convirtió en el centro de toda su actividad. Esta es la historia de cómo un hombre se convierte en pueblo.
El 10 de septiembre Valentino Rossi despertó sabiendo que esa mañana no se pondría su traje especial de cuero para montarse en su Yamaha YZR-M1. Una reciente operación por una rotura de tibia y peroné producto de una caída en un entrenamiento se lo imposibilitaba. Por supuesto, Rossi sufría. Sufría por dos razones: la primera, porque quedar fuera del Gran Premio de San Marino significaba alejarse de sus chances de obtener su décimo título mundial de motociclismo, y segundo, porque no correría en “casa”.
La “casa” para el piloto italiano es ese circuito de Misano Marco Simoncelli, ubicado a 14 kilómetros de Tavullia, el lugar donde Rossi creció y del que, pese a ganar 22 millones de dólares anuales según Forbes, no se ha marchado.
Rossi, nueve veces campeón mundial de Moto Grand Prix y considerado el mejor piloto de motocicletas de la historia, sabía que, como en otras ocasiones, 18 mil aficionados llenarían el recinto, gritarían su nombre, se vestirían de amarillo –su color favorito– y llevarían pancartas con el número 46, su número cabalístico. A ‘Vale’ le dolía la lesión, pero el dolor más terrible era no poder correr ante miles de tavulliesis. Sí, tavulliesis.
Siete años atrás, Rossi sufrió la misma lesión antes del circuito de Mugello, a más de 230 kilómetros de Tavullia, otro espacio que el italiano domina. En esa ocasión, Rossi no se apareció, pero llamó por teléfono a los fans que fueron a apoyarlo y su voz se escuchó por un megáfono. La mañana del 10 de septiembre del 2017 en el Gran Premio de San Marino su voz no resonó, pero sí los cánticos de su club de fans en Misano.
Terminada la carrera, miles de turistas pisaron Tavullia, el pueblo más amarillo del mundo, para conocer la casa de Rossi.
“Cuando vienen te preguntan cómo está, cuándo volverá a correr, dónde vive y hasta qué come”, dice un trabajador de la tienda oficial del piloto.
La privacidad del corredor parecer ser un mandamiento entre los pobladores. Revelar el lugar donde Rossi vive está prohibido. “Aquí todos queremos lo mejor para él, queremos que esté tranquilo en casa. Digamos que es un pacto tácito”, explica Flavio Fratessi, vicepresidente del club de fans.
La velocidad máxima en zonas urbanas es de 50 kilómetros por hora, pero no en Tavullia. Al entrar al pueblo ubicado entre la provincia de Pesaro y Urbino, un letrero circular, de borde rojo y centro blanco, señala 46, indicativo de la velocidad máxima en el pueblo. Cuarenta y seis como el número que ‘Il Dottore‘ (apodado así por su maestría sobre las dos ruedas) lleva en su dorsal y que lo tomó de su padre, el también piloto Graziano Rossi, cuando consiguió su primera victoria en un GP.
Fuera de la temporada del Mundial de Motociclismo, Valentino Rossi transita por Tavullia como otro cualquier vecino. Según Flavio Fratesi, es común cruzarse con él por la calle o encontrarlo en un restaurant.
El motociclismo para Tavullia, un pueblo de 8 mil habitantes, es como el fútbol en otras regiones o pueblos, y Valentino Rossi es el equipo por el que hinchan. En las buenas y en las malas. En los momentos buenos, como las celebraciones de los nueve títulos mundiales desde 1997; y en los peores, como en el 2007, cuando Rossi pasó su momento más crítico: fue investigado por la Agencia Tributaria italiana por presunta evasión fiscal. Una nueva fecha en Misano, en septiembre de ese 2007, fue la excusa perfecta para que los tavulliesis mostraran su respaldo organizando la “Caminata Gialla” (marcha amarilla), recorriendo los 14 kilómetros desde Tavullia a Misano.
Valentino Rossi convirtió a Tavullia en el centro neurálgico de todas sus actividades. Allí vuelve después de cada carrera, allí vive y sus vecinos guardan el secreto, allí entrena, allí están sus principales empresas. Rossi entiende a Tavullia como el refugio al que es preciso acudir por un poco de sombra después de los flashes.
En el 2008, cuando volvió a residir en Italia después de una larga temporada en Londres, Rossi fundó VR46 Racing, una empresa que se encarga de su propio merchandising y da trabajo a más de 80 personas de Tavullia. Todos son sus amigos. Incluso los administradores, Aldo Drudi, Alberto Tebaldi, Claudio Sanchoni, Maurizio Pritelli, Uccio Salucci, son aquellos bambinos con los que Rossi creció. La empresa también maneja el merchandising de más de 20 pilotos y en algún momento el de Marc Márquez, su actual rival.
También tiene una pizzería que regenta junto a sus amigos Mattia, Luca y Stefano. La Pizzeria Da Rossi nació como respuesta a la osadía de un hombre del vecino pueblo de Montecchio, quien compró el antiguo Bar dello Sport y lo denominó Bar de Valentino Rossi. El Bar dello Sport fue su pub de juventud. Allí se juntaba con sus amigos, varias por semana, para ver torneos de carreras de motos y partidos de fútbol. El atrevimiento de ese “individuo”, como dice Rossi, le molestó.
“Hizo todo esto sin decir nada. Lo llamaba el bar del campeón o algo así. Atraía a la gente que venía a Tavullia para ver el pueblo de Valentino y les contaba que yo iba allí y que era mi amigo. Tras abrir mi pizzería, obviamente, cerró”, contó en una entrevista de 2012.
A ‘Vale’ le gusta estar rodeado de aquellos que lo conocieron antes de debutar en el circuito mundial en 1996.
“Es un modo de seguir todos juntos. Son todas buenas personas que probablemente estarían trabajando en una fábrica o cualquier otro trabajo más aburrido. Mi objetivo ha sido siempre divertirme y creo que como me conocen también trabajan más motivados”, le dijo a Eurosport años atrás.
Junto a su padre, Graziano Rossi, Valentino construyó El Ranch, un espacio a 4 kilómetros de Tavullia donde montó un circuito de motocross y otro de arena lisa para practicar dirt-track. El Ranch, además, sirve como zona de entrenamiento para los jóvenes que integran su Academia Riders VR46. Hasta allí han llegado pilotos como Marc Márquez, Cal Crutchlow y Guy Martin fascinados por el lugar al que Rossi definió en alguna ocasión como su “parque de juegos”.
“El Ranch se está convirtiendo en algo fascinante, especialmente porque todos los pilotos quieren venir y probar cómo es, porque se trata de una pista diferente al resto. En mi opinión, hay una gran atmósfera porque es muy privado”, dijo hace poco el motociclista en un video producido por la empresa Dainese.
El pronóstico inicial para la recuperación de Valentino: 40 días. Su participación en el Mundial de Motociclismo GP se daba por acabada. Incapaz de caminar sin apoyarse en una muleta, el piloto de 38 años calmó a sus seguidores con un escueto mensaje: “Volveré pronto”. Y así lo hizo, 24 días después, para correr el Gran Premio de Aragón, y terminar quinto, con decencia.
Valentino Rossi aún tiene contrato con Yamaha hasta fines del 2018. Para ese entonces, ya con 39 años, será difícil que continúe su carrera deportiva. ‘Il Dottore’,s in embargo, hasta ahora no ha dado señales de retiro. Algunos dicen que está obsesionado con su décimo título; otros, que quiere darle una nueva alegría a Tavullia.
¿Quién será su sucesor? ¿Qué pasará con sus fans? ¿Qué será de Tavullia?
Alessio Salucci, conocido como Uccio, es el mejor amigo de Valentino desde la infancia y fiel escudero del piloto. Debe ser de las pocas personas que mejor lo conocen. Sobre el futuro de Rossi sentencia sin exagerar: “No lo conocen. Se retirarán antes sus rivales”.♦