En días sombríos, el fútbol puede regalar alegrías y devolver esperanza. Las Nadeshiko, como se conoce a la selección femenina de fútbol de Japón, lo saben bien. El Mundial de Alemania 2011 fue la oportunidad perfecta para alentar a su país, que aún sufría los efectos del devastador terremoto ocurrido unos meses antes. Y así lo hicieron de la mano de Saki Kumagai, quien, mostrando nervios de acero a sus 20 años, anotó el decisivo penal que le dio el título a Japón frente a la favorita Estados Unidos.
Con ese potente disparo al medio, imposible para la legendaria Hope Solo, Saki marcó una nueva era en el fútbol femenino nipón y, de paso, se metió en la historia. Lo cierto es que la suya recién estaba empezando. Natural de Hokkaido, una isla al norte de Japón, empezó a jugar al fútbol por su hermano. Para su familia, era un ritual ir a verlo a todos sus partidos. Ella paraba en ese ambiente y así, sin querer, le encontró el gusto.
A los ocho años, ya integraba el equipo de la escuela donde era la única mujer y pronto comenzó a entrenar su físico para seguir compitiendo entre hombres. Jugar con su selección le robaba el sueño; era su principal motivación, pero ahí, en Sapporo, eso parecía imposible. Por eso, un día, a los 14 años, decidió irse 800 kilómetros lejos de casa a otro club, el Tokiwaki Gakuen, en el que solo respiraría fútbol y que, a la postre, la permitiría vestir la camiseta del país del sol naciente.
Saki logró ser capitana de la Sub 20 y, después de su hazaña en el Mundial, llegó al FFC Frankfurt de la Bundesliga Femenina sin saber alemán, pero con el fuerte deseo de brillar en Europa. En la temporada 2011-12, salió subcampeona de la Liga de Campeones y además logró la medalla de plata con Japón en los Juegos Olímpicos de Londres. Su excelente técnica, polivalencia —puede jugar como mediocampista o central— e inteligencia en el campo enamoraron al Olympique de Lyon, que la fichó en 2013. Desde entonces, Saki ha ganado todo con el cuadro francés.
No solo ha sido cinco veces campeona de la División femenina y cuatro del Challenge de France, sino que también ganó tres Ligas de Campeones e integró el once ideal en esas tres temporadas. En este campeonato, además, la vida le dio otro momento de gloria en la final 2015-16: siendo ya una especialista desde los doce pasos, marcó el penal decisivo para sacar campeón al Lyon frente al Wolfsburgo. “Sentí lo mismo que en la final de la Copa del Mundo: esa sensación de disfrutar a tope del momento”, contó tras su hazaña, con esa amplia sonrisa tan natural en ella.
Se vienen los Juegos Olímpicos de Tokio y otro Mundial en Francia 2019. Por eso, a sus 27 años, la capitana de Las Nadeshiko solo piensa en darle más alegrías a su país, como ese gol que dio aliento a su gente. Esta vez, sin días sombríos y con el mismo temple, Saki quiere brillar frente a su familia y sus amigos. ©