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La dinastía Kanté

¿Qué tienen en común el maratónico mediocampista francés, José Corcuera, el ‘Muerto’ Gonzales y el ‘Candado’ Aspe? La primera entrega de la columna de Wily Melgarejo, periodista y productor de DirecTV Sports, está dedicada a una estirpe legendaria: los ajochadores.

“Ajóchalo, ajóchalo”. Siempre escuchaba en su potente y viril voz, en la última grada del Telmo Carbajo, en occidente alta del Nacional pegado a sur, en occidente del Alejandro Villanueva pegado a norte, en el medio de la principal del Lolo, o frente a la radio o el televisor.

“Ajóchalo, ajóchalo”. Era el término reiterativo cada vez que había que recuperar un balón perdido, presionar al rival en la salida o llevarlo hasta la raya. Esta columna la quise bautizar así en homenaje a quien marcó mi camino en el periodismo deportivo, mi padre, Wiler Melgarejo Huerta. Y el primer artículo está dedicado a uno de mis primeros recuerdos futbolísticos.

Esa rara palabra, que hasta ahora escucho cada vez que compartimos, disfrutamos y sufrimos viendo un partido. Esa extraña palabra que entendía para que se usaba, pero que en ningún otro contexto o situación la escuchaba. Esa singular palabra que muchos años después busqué en el diccionario para ver si en realidad existía.

Ajochar, término antiguo que como muchos otros se dejaron de usar en el lenguaje futbolístico y que ya iremos recordando en este ajochador espacio, en entregas posteriores.

“Ajocha al win”, era el mensaje para un joven Javier Gonzales en Sport Boys a inicios de los sesenta. ‘El Muerto’, como le llamaban en la cancha, fue de los mejores ajochadores, según recuerda mi Viejo, así como “El Rey del achique”, Eloy Campos, o más conocido como ‘El Doctor’ Campos porque en el verde operaba a sus rivales sin usar anestesia. “¡Achica, achica, Mochica!”, aún exclama mi padre al recordar esos momentos, en referencia al grupo criollo Los Mochicas de Chiclayo, en ese eterno romance entre nuestra música y el deporte que lamentablemente hoy también se va perdiendo y que desde aquí prometemos ajochar para que no desaparezca.

N’Golo Kanté se erigió en el Mundial de Rusia 2018 como uno de los mejores futbolistas del momento. ASATUR YESAYANTS / SHUTERSTOCK

En lo que a mi respecta tendría que nombrar al ‘Candado’ Aspe en los noventa y a José Corcuera, ‘Corcuerita’, en la primera década del nuevo siglo, como dos representantes de este rubro. Dos perros de caza que se comían la media cancha, cada uno con su estilo particular: el primero, Roberto, era un aguerrido volante de recuperación, una muralla difícil de penetrar, de estilo rudo y pierna fuerte; y, el segundo, José, que, pese a su metro sesenta y cinco y sesenta y ocho kilos, era un tractorcito que no dejaba de perseguir a su objetivo hasta lograr su cometido.

Debo confesar que no me nacía usar la palabrita de aquel glosario nostálgico. “Sal, corta, presiona, quita, recupera”, siempre se imponían, pero, sí, algunas veces la he usado aunque de manera romántica, como una forma de cábala cuando el partido es adverso y hasta ahora no me ha fallado.

Ejemplos de grandes ajochadores hay muchos, pero no equivoquemos el uso del término, porque para destacar en esta titánica tarea no basta con ser un ‘picapiedra’. En el fútbol moderno no alcanza con tener la habilidad para interceptar la pelota y recuperarla, si no también distribuirla. Y en ese rubro hemos evolucionado mucho con jugadores extremadamente técnicos: Pirlo, Gerard, Lampard, Davids, Vieira, Xavi, Busquets, Kroos, Vidal, Xabi Alonso, por mencionar a los principales de este milenio son ejemplo de esto.

Pero hay uno en particular que me encanta, porque cumple la función de manera silenciosa, casi fantasmal, pasando muchas veces desapercibido, y ese es N’Golo Kanté. Imposible mencionarlo sin tararear la canción que le dedicaron sus compañeros de selección luego de ganar la última Copa del Mundo en Rusia 2018: “N’Golo Kanté, él es bajito, él es guapo, ha conseguido parar a Messi, pero todos sabemos que es un tramposo” es lo que más o menos dice la letra en su traducción del francés al castellano.

En los equipos actuales esta tarea es de varios, por no decir de casi todos, pero siempre estarán los que destacan sobre el resto. El ajoche siempre necesitará de uno o dos encargados principales y, aunque sin duda ha habido una evolución en el desarrollo del trabajo, el ajochador, pero sobre todo el grito de “¡Ajóchalo, ajóchalo!” seguirá vigente en las gargantas más veteranas y en algunas más jóvenes y románticas.

Así nace Ajochando, pequeño espacio desde el que este servidor estará vigilante y atento para recuperar lo mejor de nuestro fútbol e intentar repartirlo con siquiera una pizca del talento de N’Golo Kanté y el corazón de ‘Corcuerita’ o el ‘Candado’ Aspe.

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  1. Ese recorrido, ese trabajo de campo, ese solucionar problemas sobre la marcha ha hecho de ti un periodista de aquellos pero sobre todo un Profesional apasionado con su carrera y objetivo. Los galones se ganan en el campo de batalla y eres muestra de ello.

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