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Paratletas peruanos en tiempos de mascarilla

¿Cómo tuvieron que entrenar los paradeportistas durante la pandemia? ¿A qué estrategias tuvo que apelar la población vulnerable para representar de forma óptima a nuestro país en tiempos de nueva normalidad? Sudor recogió los testimonios de dos paraatletas que incluyeron la mascarilla en su mochila de entrenamiento.

Cuando la COVID-19 llegó al Perú, en marzo de 2020, y se decretó la emergencia sanitaria y el confinamiento general de la población, el mundo deportivo fue uno de los más afectados. Para los deportistas significó cortar de un día para otro con sus entrenamientos, el ritmo y las marcas que varios atletas habían logrado en distintas competencias.

Junto con la paralización de la práctica deportiva, vino también la incertidumbre de cuándo volverían a retomar los entrenamientos y, lo más preocupante, en qué condiciones lo tendrían que hacer. En ese momento, el mundo había empezado a depender de un virus microscópico que estaba matando a mucha gente y del cual se sabía muy poco sobre cómo enfrentarlo. Todo lo que llamábamos normalidad ya no lo era. 

Pero, la pandemia representaba un obstáculo aún mayor para los paradeportistas. El informe “Consideraciones relativas a la discapacidad durante el brote de COVID-19”, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), señala que las personas con discapacidad están expuestos a un riesgo mayor de contraer COVID-19 “debido a factores como dificultades para mantener el distanciamiento social debido al apoyo adicional que necesitan; necesidad de tocar cosas para obtener información del entorno o para apoyarse físicamente”. Asimismo, la OMS, identificaba que este grupo poblacional podía correr un riesgo mayor de enfermar de gravedad al contraer el virus debido a “problemas de salud preexistentes que subyacen a la discapacidad; obstáculos para el acceso a la atención de salud, etc.”. La práctica de un deporte terminaba siendo una actividad más riesgosa para los atletas que forman parte de la población vulnerable.

Sudor conversó con dos paradeportistas peruanos que nos contaron cómo vivieron su práctica, en la paranatación y el parabádminton, en tiempos donde las mascarillas, el alcohol y la distancia social se convirtieron en elementos obligatorios y necesario para proteger la salud y la vida.

Nadador en Tokio 2020

Rodrigo Santillán (16) practica la paranatación desde el 2018 y se convirtió rápido en un deportista destacado. Al año siguiente de iniciarse en este deporte, ganó la medalla de bronce en cien metros espalda, modalidad S2 en los Juegos Parapanamericanos Lima 2019. Este logro le dio el pase a la competencia deportiva más importante para un atleta: los Juegos Paraolímpicos.

Rodrigo estaba clasificado a los Juegos Paralímpicos Tokio 2020, pero en el medio surgió algo inesperado para él y su familia, una pandemia mundial. “Cuando llegó la COVID-19, tuve miedo de contagiarme y de no poder seguir con la natación porque se veían tantas cosas en la televisión. Lo más difícil fue no poder tocar el agua durante todo el 2020”, recuerda Rodrigo, que convive con una polineuropatía sensitivo motora que afecta la movilidad de sus piernas.

Al alejarse de la piscina por varios meses sus músculos inferiores perdieron la fortaleza adquirida con los años de entrenamiento en agua. “Temí no ser el mismo Rodrigo de antes”, confiesa ese miedo que vivió junto con su familia, especialmente su madre Mónica Cruz, que es la persona que lo apoya directamente como asistente personal desde que se dedica a la paranatación.

Santillán tuvo que utilizar la plataforma Zoom para poder prepararse para representar a nuestro país en Tokio 2020. Crédito: Archivo Personal.

Durante ese tiempo sin poder entrar a una piscina, la rutina de ir desde su hogar en Pachacámac a la piscina del Estadio Nacional para entrenar más de cuatro horas, se transformó en sesiones diarias en la plataforma Zoom donde solo podía hacer algunos ejercicios físicos. “Hacía ejercicios de resistencia, planchas, abdominales y varias series de circuitos”, cuenta.

En enero de 2021, cuando el gobierno ya había flexibilizado algunas restricciones para la práctica deportiva, Rodrigo volvió al agua, esta vez al Centro Acuático de la Villa Deportiva Nacional (Videna). Allí sus miedos renacieron pues físicamente no se sentía bien y los tiempos logrados en la etapa prepandemia habían aumentado.

“Cuando me reincorporé mis tiempos no eran los adecuados y eso me asustó un poco. Mi discapacidad causaba que se me atrofien los músculos, cuando entré al agua no era el mismo en la piscina, me sentía muy duro”, explica el medallista de los Parapanemericanos 2019.

Las paralimpiadas Tokio 2020 ya estaban muy cerca, pues se había reprogramado del 24 de agosto al 5 de septiembre de 2021, así que Rodrigo tuvo que entrenar muy duro y con los nuevos cuidados que exigía la pandemia. Cuatro meses le tomó a Rodrigo recuperar su forma y hacer marcas más satisfactorias.

Así llegó a Tokio 2020, la olimpiada que batió el récord de participación del mayor número de paradeportistas, y Rodrigo se ubicó entre los ocho mejores paranadadores en la final de cien metros espalda. “Ahora soy como un papelito en el agua”, cuenta emocionado de recordar el logro más grande de su corta carrera deportiva.

Antes de Tokio, compitió en dos torneos internacionales que le permitieron ir recuperando sus marcas, en Madeira (Portugal) y en Berlín (Alemania). “El torneo de Madeira -recuerda-  fue el primer viaje internacional en la pandemia. No estaba en las mejores condiciones, pero en el de Berlín ya bajé mis tiempos. Ahí ya se veía al Rodrigo de antes de Lima 2019. En Tokio, ya estuve en óptimas condiciones y me sentí muy feliz de recibir un diploma de los ocho mejores. Fue el mayor logro que he tenido hasta ahora”.

Ahora Rodrigo se prepara para dos torneos internacionales a realizarse este año y el próximo. A pesar de los obstáculos que la pandemia le puso en sus entrenamientos, hay aprendizajes con los que se ha quedado y ha incorporado a su deporte. “La pandemia me ha hecho explorar más el trabajo en tierra y adaptarme. Antes no hacía tantos ejercicios fuera del agua como las ligas, planchas, abdominales, ahora me ayudan mucho”.

Con esta nueva forma de entrenar y con la seguridad que le brinda la vacunación que recibió en mayo de 2021, Rodrigo tiene su mente puesta en París 2024 donde desea consolidarse y traer una medalla para nuestro país.

Para ver entrenar a Rodrigo dale click aquí.

Reencontrarse con el parabadminton

Un proceso similar vivió Giuliana Poveda, paradeportista de veinte años y campeona mundial en la categoría SS6 (talla baja) de parabadminton en Basilea (Suiza) 2019, cuando la pandemia llegó en el 2020. Al cancelarse los entrenamientos presenciales que hacía con otros cuarenta paraatletas en la Videna, Giulina comenzó a entrenar de forma virtual pero con mucha incertidumbre sobre el futuro de su deporte.

“Tenía miedo que nos quedemos sin entrenar uno o dos años y que al volver nos hayamos olvidado la parte técnica, porque a pesar de que entrenábamos de forma virtual, el espacio era diferente y no eran los mismos ejercicios que hacíamos, por ejemplo, para un Panamericano. Además, tenía temor que los torneos se cancelen”, cuenta Giuliana sobre las primeras cosas que pasaron por su mente tras el confinamiento.

La forma virtual de entrenamiento que se vio obligada a hacer solo permitía trabajar la parte física. “El aspecto técnico no pude ejercitarlo mucho porque en casa no tenía el espacio adecuado como el de una cancha de bádminton. Cuando entrenaba virtualmente no sentía esa adrenalina o ese rendimiento que daba un entrenamiento completo como el de canchas”, recuerda.

Esa falta de rendimiento la sintió cuando volvió a las prácticas presenciales en agosto del 2020. “No estaba al cien por ciento físicamente y en lo técnico no rendía bien. Cuando tomé la pluma de bádminton me parecía extraña como si nunca la hubiera usado. También me sentía frustrada porque había olvidado pasos que ya los tenía aprendidos. Por esa sensación de frustración y estrés muchos tuvimos que hablar con el psicólogo”, cuenta Giuliana.

Nuestra campeona mundial de parabadminton tuvo que concentrar dos meses para recuperar la técnica que perdió por el confinamiento. Crédito: Archivo personal.

Para la campeona de parabadminton fue como empezar desde cero y tuvo que concentrar en la Videna por dos meses lejos de su familia para dedicarse a recuperar la parte física y técnica. Algo que la ayudó a tener más tiempo para los entrenamientos fue que sus clases universitarias de Comunicación Audiovisual en la PUCP las podía llevar a distancia.

“Cuando hemos cumplido un año de entrenamiento -detalla- ya me he sentido al cien por ciento. Estoy aprendiendo más cosas y he tenido más tiempo para entrenar porque el tema de las clases virtuales de la universidad me ayuda mucho. Ahora siento que estoy en un mejor nivel que a inicios del 2020, me ha ido bien en los nacionales y ya compito contra los hombres”.

Antes de recibir su vacuna en junio del 2021, Giuliana viajó al Internacional de España, su primer torneo fuera del Perú en periodo de pandemia. “Viajamos en marzo 2021 y fue una experiencia fuera de lo común porque era la primera vez que viajaba a Europa y no sabíamos cómo estaba la pandemia allá. Fue un viaje muy bueno, lo viví con muchas ansias porque en la ciudad que estuvimos la gente en la calle ya no usaba mascarillas y eso también nos daba mucha miedo porque nosotros aún no estábamos vacunados”, recuerda Poveda. En esa competencia logró la medalla de oro en la categoría Singles SH6 y bronce en dobles SH6 (entre hombres y mujeres).

Giuliana sabe que la pandemia vino a cambiar muchas cosas en el deporte y su capacidad para adaptarse y aprender de la nueva normalidad la ha ayudado a retomar su rendimiento en el parabadminton y ha incluir nuevas rutinas en su práctica que le suman de forma positiva al deporte:  “Antes no hacía mucho estiramiento, llegaba y comenzaba a entrenar de frente, ahora empiezo más temprano para tomarme un buen tiempo en estirar y calentar mi cuerpo”.

Varias de las prácticas sanitarias para combatir la COVID-19, también las realiza con más responsabilidad pues a pesar de la vacunación, el riesgo de enfermar del virus en este momento puede truncar su preparación para los torneos futuros como el Sudamericano en Brasil a fines de noviembre. “Nuestras prácticas son mucho más higiénicas, antes no nos dábamos cuenta pero cuando sudabas te agarrabas el rostro a cada momento y es algo que hemos aprendido a no hacer. También somos más cuidadosos con nuestras cosas personales, por ejemplo, no compartir la botella de agua, no solo para evitar la COVID-19 sino también para prevenir otras enfermedades”, finaliza.

Tanto Rodrigo como Giuliana no bajan la guardia ante la COVID-19 y están listos para seguir brillando en sus deportes.

Para ver entrenar a Giuliana dale click aquí.

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  1. Excelente trabajo, un tema muy significativo y poco tomado en cuenta, trabajos como éste nos ayudan a sensibilizar a esta sociedad a veces un tanto egoísta sobre la inclusión, valorando el trabajo organizado y de mucho esfuerzo que realizan las personas con discapacidad para lograr sus objetivos en todo ambito.

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